06 Ene El punto de inflexión de Suiza: ¿Por qué Hamás fue finalmente declarada organización terrorista?
Hamás es, y siempre ha sido, una organización terrorista violenta, despreciable y atroz, pero hizo falta una masacre de proporciones históricas para que Suiza lo reconociera.
Por Shaun Sacks*
Estudiantes participando en una protesta a favor de Palestina en la Universidad de Lausana, en Lausana, Suiza, el 6 de mayo de 2024. (Foto: REUTERS/Emma Farge)
En lo que podría haber sido una escena de comedia negra, diplomáticos suizos se reunieron en un salón dorado tras la violenta toma de Gaza por parte de Hamás en 2007. Mientras asentían solemnemente ante las innegables atrocidades cometidas por Hamás y reconocían la historia de atentados suicidas y otros actos asesinos, los diplomáticos redactaron cuidadosamente declaraciones para evitar etiquetar a Hamás como una organización terrorista. La neutralidad sacrosanta de Suiza, argumentaron, exigía vías abiertas de diálogo – incluso si esas vías estaban empapadas de sangre.
Esta danza absurda expuso una verdad inquietante: para el gobierno suizo, la postura política y la neutralidad prevalecían sobre la integridad. El Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE), el equivalente suizo de un Ministerio de Asuntos Exteriores, se aferró a su justificación durante años, insistiendo en que la «comunicación abierta» con Hamás podría de alguna manera inspirar a la brutal organización a abrazar la paz con Israel, los derechos humanos y la democracia.
Otra política ingenua de Suiza, también destinada a empujar a Hamás hacia estos importantes valores, adoptó la forma de una financiación sustancial dirigida por el DFAE a ilusorias ONG de derechos humanos. El análisis de NGO Monitor ha demostrado que, irónicamente, las prácticas de financiación extranjera de Suiza estaban lejos de ser neutrales. Según sus propios registros, Suiza apoya a una ONG israelí que busca “romper” los “mitos” israelíes sobre la fundación del país, al tiempo que amplifica la narrativa palestina. El DFAE también financió generosamente a varias ONG que abogan activamente por el desmantelamiento de Israel y niegan la legitimidad de un estado judío – independientemente de las fronteras.
Como parte de esta agenda, las ONG financiadas por Suiza están a la vanguardia de los esfuerzos de cabildeo para procesar a líderes israelíes en la Corte Penal Internacional (CPI). Además, ONG políticas israelíes financiadas por Suiza han publicado acusaciones que satanizan a Israel, etiquetándolo como un estado de “apartheid” y acusándolo de “genocidio”. Estos términos incendiarios se utilizan para promover una narrativa de inmoralidad israelí sin precedentes y para impulsar acciones legales contra Israel en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Las despiadadas atrocidades del 7 de octubre – el mayor ataque contra el pueblo judío desde el Holocausto – pusieron al descubierto la ingenuidad de la postura suiza.
En ese momento, las cosas finalmente empezaron a cambiar en Suiza. En noviembre de 2023, el gobierno suizo anunció que cancelaba contratos con tres de las ONG palestinas más virulentas.
Y más recientemente, el 11 de diciembre de 2024, los parlamentarios suizos votaron abrumadoramente a favor de declarar a Hamás una organización terrorista.
Uno no puede evitar maravillarse ante la tragedia: hizo falta una masacre de proporciones históricas para que Suiza reconociera lo que la mayoría de las democracias habían comprendido desde hacía mucho tiempo – que Hamás es, y siempre ha sido, una organización terrorista violenta, despreciable y atroz.
La decisión de Suiza de designar a Hamás como organización terrorista, que debería haber sido obvia, se gestó durante demasiados años. Las primeras discusiones surgieron en el parlamento suizo en 2017, cuando numerosos parlamentarios pidieron la designación de Hamás. Sin embargo, el Departamento de Asuntos Exteriores se resistió repetidamente, alegando que el papel único de Suiza como mediador neutral requería mantener abiertos los canales, incluso con grupos abiertamente comprometidos con la violencia. “Hablamos con todo el mundo” era el sello distintivo no oficial de la diplomacia suiza, como si relacionarse con los terroristas fuera una insignia de superioridad moral en lugar de una locura superflua.
Cuando los parlamentarios suizos finalmente actuaron después de los ataques del 7 de octubre, el proceso fue sencillo. El 22 de noviembre de 2023, el Consejo Federal propuso una ley parlamentaria que prohibía a Hamás en Suiza. Se discutió en comisión en febrero de 2024 y se debatió en el pleno del parlamento en mayo. El 11 de diciembre, los miembros apoyaron abrumadoramente la medida con una votación de 168 a 6. Ahora, el Consejo Federal tiene la tarea de implementar el cambio, incluida la congelación de los activos de Hamás, la prohibición de cualquier apoyo al grupo y la alineación de Suiza con los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo.
La votación marcó un cambio decisivo en la política exterior de Suiza.
Al reconocer la innegable realidad, el país ha adoptado una postura firme contra el terrorismo. Esta decisión no solo alinea a Suiza con gran parte de la comunidad democrática occidental, sino que también allana el camino para futuras acciones. Ahora que la atención se centra en Hezbolá, al que Suiza designó recién la semana pasada, hay esperanza de que Suiza siga priorizando la integridad por sobre la ilusión de neutralidad diplomática. El coraje y la claridad del parlamento suizo frente a verdades difíciles ofrecen una visión prometedora para el futuro, donde el terrorismo se condena inequívocamente y prevalece la justicia.
*Shaun Sacks es investigador principal de NGO Monitor y ha brindado testimonio experto sobre la financiación de las ONG ante comités parlamentarios en los Países Bajos, Suiza, Suecia y Dinamarca.
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post