Un nuevo estudio revela un posible origen genético adicional del autismo


El autismo es un trastorno complejo del neurodesarrollo y no es una enfermedad mental. Tampoco se considera algo que deba «curarse». (Imagen ilustrativa) (Crédito de la foto: PIXABAY)

Los investigadores han descubierto que cuando uno de los hermanos de la familia se encuentra en el espectro autista, otro hermano tiene una alta probabilidad de ser diagnosticado también en el espectro autista.

POR: DR. ITAY GAL

La tasa de autismo en el mundo y en Israel sigue una tendencia constante al alza, mientras los investigadores siguen tratando de analizar sus causas. Un nuevo estudio, publicado en la revista Pediatrics, revela un posible origen genético adicional del autismo.

Los investigadores han descubierto que cuando uno de los hermanos de la familia se encuentra en el espectro autista, otro hermano tiene una alta probabilidad de ser diagnosticado también en el espectro autista.

En la última década, la prevalencia del autismo ha aumentado a uno de cada 36, y científicos de todo el mundo intentan encontrar las razones. Las hipótesis actuales son que el aumento de la edad de los padres incrementa el riesgo, en particular cuando la edad del padre se acerca a los 50 años, así como la posibilidad de que el aumento de la concienciación también incremente la tasa de diagnósticos.

El diagnóstico de autismo incluye una serie de trastornos del desarrollo que afectan a la capacidad del niño o del adulto para responder y comunicarse con su entorno. Según las estimaciones, uno de cada 200 niños en Israel está diagnosticado de espectro autista, y el 80% de ellos son varones.

Los trastornos suelen diagnosticarse en torno a los dos años y se manifiestan en una serie de déficits en la interacción social y emocional. Los afectados por el trastorno evitan el contacto visual, tienen dificultades para comprender y responder a otras emociones, les cuesta entender insinuaciones o comentarios sarcásticos, tienen un abanico limitado de intereses, prefieren estar solos que en compañía de otros, se sienten cómodos tratando con objetos, padecen déficit de atención e hiperactividad y tienen dificultades para adaptarse a los cambios. Los niños del espectro también suelen tener dificultades para regular el tacto y el ruido, por lo que a algunos de ellos les ayuda llevar auriculares.

Factores que contribuyen a aumentar las probabilidades de autismo


Un cerebro (Imagen ilustrativa) (Crédito: Amel Uzunovic/Pexels)

Los investigadores descubrieron muchos factores que contribuían a aumentar las probabilidades de autismo. Por ejemplo, los hermanos pequeños de mujeres autistas tenían un 34,7% de riesgo de ser diagnosticados de autismo, frente a un 22,2% de probabilidades de desarrollar autismo en los hermanos de hombres autistas.

Sin embargo, en general, la probabilidad de autismo era mayor en los varones: el 25,3% de los hombres fueron diagnosticados de autismo, frente al 13,1% de las mujeres. En cuanto a la raza, en las familias blancas se observó que el trastorno del espectro autista en otro hermano tenía una prevalencia del 17,8%, mientras que, en las demás razas, el autismo en dos hermanos de la familia tenía una tasa del 25%.

También se observó que la educación de la madre tenía un efecto. Entre las madres con un nivel educativo inferior, la tasa de autismo en dos hermanos era del 32,6%; entre las madres que habían terminado el bachillerato, la recurrencia del autismo en otro hijo era del 25,5%; en las mujeres con una licenciatura, del 19,7%, y con un máster, del 16,9%.

Los autores del estudio concluyeron, basándose en los resultados, que la tasa de autismo es siete veces mayor en las familias que ya tienen un hijo autista que en la población general, y concluyeron que los resultados subrayan la necesidad de un estrecho seguimiento del desarrollo de los bebés y los niños en las familias en las que se diagnostica un hijo autista.

«Sabemos desde hace años que hay una sobreincidencia de autismo en las familias en las que hay una persona diagnosticada», afirma el Dr. Ravit Haleli, especialista en psiquiatría infantil del Centro de Salud Mental Shalvata, de Be’er Ya’acov.

«Cuanto más grave es el trastorno y más importante la deficiencia, antes se descubre en el desarrollo. Por ejemplo, dificultades motoras, dificultad para establecer contacto y dificultades en el desarrollo sensorial, hiper o hiposensibilidad. Sin embargo, hay muchos casos de diagnóstico a edades más tardías e incluso después de la pubertad», añade.

«La recomendación a los padres es que ante la aparición de uno o varios de los signos típicos del trastorno autista se acuda a un especialista en psiquiatría o desarrollo infantil. Cuanto antes se pueda identificar y diagnosticar, antes se podrá proporcionar una ayuda adaptada al niño y a la familia, lo que dará más posibilidades de influir en el resto de la vida en términos de capacidades y logros.»

 

Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post



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