Jerusalem, una ciudad en punto de inflexión


Sever Plocker
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Yair Sagi

Análisis. Una visita a la ciudad más compleja del mundo, que intenta preservar su carácter único, al tiempo que aspira a parecerse a las capitales europeas.

El abarrotado pero silencioso metro ligero serpentea por las céntricas vías de Jerusalem, dándole el aspecto de una moderna ciudad europea. Los verdes parques están salpicados de flores, proyectos de construcción y rascacielos de negocios surgen de este a oeste, hay cuatro nuevos museos y la Biblioteca Nacional reabrió sus puertas en una maravilla arquitectónica de talla mundial.

La ciudad se llenó de túneles, puentes peatonales, nuevas viviendas, hoteles boutique, galerías y locales culturales en una mezcla de historia y diversión. Las limpias calles se extienden hasta barrios ultraortodoxos que no se resisten a estas nuevas iniciativas.


El campo de refugiados de Shu’afat, en Jerusalem Este.
(Yoav Dudkevitch)

«Lo primero que hice al llegar al cargo fue construir aceras y limpiar las calles», comentó el alcalde Moshe Lion. Él, fue elegido hace cinco años, tras haber ejercido en el pasado como jefe de gabinete de Benjamin Netanyahu durante su primer mandato en 1997. Hoy, incluso quienes se oponían a su candidatura coinciden en que era el hombre adecuado para dirigir el municipio. Según las encuestas, entre el 35% y el 43% de los residentes están satisfechos con el saneamiento de la ciudad, y ahora son más los árabes y los jerosolimitanos ultraortodoxos que expresan esa opinión.El mandato de Lion coincidió con un cambio sustancial de muchos residentes hacia la clase media, procedentes en su mayoría de las comunidades árabe y ultraortodoxa. Algunos sociólogos se debaten si las comunidades cerradas se debilitan por el paso de más personas a la clase media, pero todos coinciden en que el fenómeno social no refuerza su aislamiento.

Mientras camino con el alcalde por un parque recién construido en la frontera entre Jerusalem Este y Oeste, nos encontramos con limpiadores de calles palestinos, emocionados de verlo. Le estrechan la mano y le piden que pose para un selfie. Pocas veces encontré a alcaldes saludados de esa manera.


Moshe Lion, alcalde de Jerusalem.
(Alex Kolomoisky)

La vista desde el parque es de una ciudad imposiblemente dividida y unida. Ocupada y liberada al mismo tiempo, moderna y fundamentalista.

No sería una hipérbole afirmar que es la ciudad más compleja del mundo.

Una nueva escuela árabe que enseña según el plan de estudios israelí es eminentemente llamativa. «La gente se muda al barrio para que sus hijos puedan estudiar allí», comentó Lion. «Hace la competencia a las escuelas privadas internacionales», agregó

Pero eso es una gota en el océano. La mayoría de las escuelas enseñan a los 125.000 alumnos palestinos de la ciudad según el plan de estudios de la Autoridad Palestina. El alumnado de la ciudad está compuesto por un 39% de palestinos, un 39% de ultraortodoxos y sólo un 22% de judíos laicos y no haredíes. Pero entre los universitarios, sólo el 14% son palestinos y apenas el 4% ultraortodoxos.


El barrio ultraortodoxo de Mea She’arim.
(Amit Shabi)

«Los estudiantes árabes siguen prefiriendo las universidades de Cisjordania o las escuelas de Jordania o Turquía», afirmó un funcionario municipal.

Un censo reciente del municipio reveló que un número considerable de jóvenes palestinos (850) estudiaron tecnologías avanzadas, pero no encuentran trabajo en su campo y se ven obligados a trabajar en las industrias de ventas y servicios. Carecen de la experiencia necesaria para hacer entrevistas de trabajo en grandes empresas, no tienen conexiones ni están familiarizados con la industria israelí de alta tecnología y no hicieron el servicio militar como muchos trabajadores judíos del sector.

Para ayudarlos, la ciudad está construyendo un «Silicone Valley» local en un sector de Jerusalem Este. El grandioso plan espera convertirse en un lugar adecuado para las grandes empresas tecnológicas que actualmente tienen su sede en los centros de alta tecnología de Tel Aviv y sus alrededores.

Los avances son lentos. El ayuntamiento alquiló dos plantas en un edificio de oficinas, las renovó y las dotó de infraestructura de comunicaciones. Ahora, las oficinas albergan puestos de trabajo y salas de conferencias que pueden utilizarse gratuitamente durante los próximos dos años.


El tren ligero de Jerusalem.
( Shutterstock)

Hasta ahora, 10 empresas israelíes ocupan este espacio. Lion espera atraer a gigantes mundiales como Google y Meta. «Cuando sus logotipos aparezcan en el lateral del edificio, incluso los escépticos alabarán el plan», sostuvo.

«Hay un deseo de seguir viviendo en Jerusalem, una ciudad que no está del todo unida pero que es abierta y compartida por judíos y palestinos», planteó una joven con estudios superiores de ciencias e ingeniería que aún no encontró un empleo adecuado. Los ejecutivos tecnológicos israelíes dicen que es difícil conseguir que sus trabajadores salgan de su zona de confort y viajen a trabajar a Jerusalem, y que hacen falta incentivos especiales.

Mi encuentro con el alcalde se produce poco después de que el gobierno aprobara finalmente la transferencia de 200 millones de shekels para cursos de equivalencia universitaria para estudiantes palestinos, como parte de un plan quinquenal de 3.200 millones para invertir en el sector palestino.


Trabajadores de alta tecnología.
(Shutterstock)

Lion se niega a dar más detalles sobre el plan y no está nada satisfecho con la suma que su ciudad debe aportar al mismo con cargo a su presupuesto.

Esperaba que el gobierno ayudara a asumir la carga. Fue el entonces primer ministro Menachem Begin quien, hace 40 años, prometió por primera vez igualar las condiciones de todos los sectores de la población de Jerusalem y, sin embargo, hoy en día, los barrios palestinos y ultraortodoxos siguen siendo los que peor puntuación obtienen en las mediciones sociales y económicas.

«Mi intención es atraer a más gente a la capital, hacer crecer su vida cultural y su espíritu empresarial en todos los barrios de la ciudad, evitando al mismo tiempo cualquier perturbación de su modo de vida particular», concluyó Lion.

 

Fuente: Ynet Español
https://www.ynetespanol.com/global/opinion/article/hkbittvjt



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