El «boom» de la inteligencia artificial preocupa al mundo, pero Israel no se inmuta

Opinión. El rápido avance de la tecnología está dejando atrás organismos reguladores y procesos burocráticos arcaicos. Las tecnologías que cambian la vida, como la inteligencia artificial, deben abordarse y tratarse.

El rápido avance de las capacidades de la inteligencia artificial (IA) plantea interrogantes sobre los riesgos que entraña el uso de dicha tecnología y las líneas rojas que es necesario fijar. Muchos Estados de todo el mundo ya están estudiando la posibilidad de restringir el uso del chatbot de OpenAI, mientras que otros prohíben su uso.

Pareciera que sólo en Israel, la Start-Up Nation, nadie se preocupa.


La IA israelí se está quedando atrás.
(Getty Images)

La Inteligencia Artificial forma parte de nuestras vidas desde hace tiempo, estando integrada en muchos aspectos de nuestra vida. Sin embargo, hasta 2021 la IA era predominantemente el dominio de un puñado de empresas tecnológicas y desarrolladores expertos que sabían cómo incorporarla en tareas específicas, hoy se ha convertido en un campo popular y discutido.

En 2021, OpenAI lanzó una herramienta llamada DALL-E, que descodifica el texto solicitado por el usuario y genera imágenes basadas en él. Como resultado, la empresa pasó a ocupar un lugar destacado en el campo de la inteligencia artificial. El chatbot ChatGPT, que OpenAI lanzó a finales de 2022, aumentó aún más su popularidad en el campo de la IA e incluso supuso una importante amenaza para el motor de búsqueda de Google, lo que ayudó a establecer a OpenAI como uno de los principales actores del sector.

En enero, el número de usuarios de ChatGPT superó los 100 millones, y el ritmo de crecimiento de la herramienta superó al de Google y Facebook. La semana pasada, Google presentó una serie de productos basados en IA, incluido su chatbot de desarrollo propio llamado «Bard AI», que se espera que sea el principal competidor de ChatGPT.

El hecho de compartir motores de inteligencia artificial con el público en general permite al sistema aprender de un amplio abanico de usuarios, mejorando sus capacidades día a día. Desde que se lanzó ChatGPT y hasta este preciso momento, millones de usuarios han utilizado la herramienta en diversos campos: búsquedas habituales, codificación, análisis de datos y más.

Entre los usuarios del sistema, había investigadores de las principales universidades, que probaban la capacidad de la herramienta para superar con éxito exámenes de ciencias exactas. También había escritores que utilizaban el sistema para generar contenidos, e incluso hubo un intento de crear un episodio completo de «SouthPark».


Los nuevos motores de inteligencia artificial preocupan al mundo.
(Shutterstock)

Junto al increíble avance en el campo de la IA, han surgido preguntas. A algunos les preocupa que la inteligencia artificial pueda ocupar sus puestos de trabajo, mientras que otros se preguntan cuáles deben ser los límites de la tecnología, si es que existen.

En la Unión Europea se han propuesto las primeras normativas al respecto, en las que se plantean cuestiones relacionadas con la privacidad, el uso de sistemas de IA por menores y la protección de datos.

Para sorpresa de muchos, en la «Start-Up Nation», no ha habido voces que sean capaces de entender o puedan ver los aspectos problemáticos de usar ChatGPT y transferir datos sensibles a OpenAI -ya sean datos médicos, personales, o incluso militares y/o relacionados con el gobierno-. Y ello a pesar de que ya se han documentado casos en los últimos seis meses en los que se han utilizado datos sensibles dentro del sistema ChatGPT.

¿Quién es el responsable?

En cuanto a la responsabilidad del uso de sistemas de IA, al menos en Israel, nadie está a cargo de una de las preocupaciones más acuciantes de la humanidad en la actualidad. La cuestión principal es quién debe ser el responsable de vigilar y tratar los riesgos que plantea la inteligencia artificial.


Israel es uno de los líderes mundiales en lo que respecta a la tecnología de inteligencia artificial.
(Shutterstock)

¿Quién debe aportar soluciones adecuadas y, lo que es más importante, tranquilizar a los ciudadanos y empleados ante los cambios drásticos que ha traído consigo la inteligencia artificial? No está claro si la autoridad para hacerlo reside en la Dirección Nacional Cibernética y la Oficina del Primer Ministro, el Ministerio de Innovación, Tecnología y Ciencia, o tal vez en el Ministerio de Defensa u otras oficinas gubernamentales.

En Italia, la Autoridad de Protección de Datos bloqueó recientemente el uso de ChatGPT y luego lo restableció tras el cumplimiento de requisitos. La investigación reguladora en Italia comenzó después de que una brecha de seguridad hiciera que ciertos usuarios presenciaran conversaciones de ChatGPT de otros usuarios, que podrían haber incluido su información financiera.

En Alemania, el organismo regulador autorizado responsable de la protección de datos ha expresado su opinión sobre los riesgos inherentes al servicio de IA, mientras que en Suecia el regulador de la privacidad ha anunciado que no tiene previsto prohibir las actividades de ChatGPT. Además, el responsable de protección de datos de Irlanda está examinando actualmente este asunto y sigue la actividad del regulador italiano.


Inteligencia artificial.
(Shutterstock)

En cambio, en lugares como China, Hong Kong, Irán, Rusia y partes de África, no hay acceso a ChatGPT, y los residentes de estos países no pueden abrir cuentas OpenAI. Parece que sólo Israel no tiene una opinión oficial sobre el asunto, y no hay ningún organismo gubernamental israelí que se ocupe.

El rápido avance de la tecnología está dejando atrás organismos reguladores y procesos burocráticos arcaicos. Las tecnologías que cambian la vida, como la inteligencia artificial, deben abordarse y tratarse lo antes posible para establecer límites claros y líneas rojas antes de que sea demasiado tarde.

Osher Assor es Director General de la División de Ciberseguridad y Tecnología de Auren Israel y asesor cibernético del Ministerio de Defensa.

 

Fuente: Ynet Español
https://www.ynetespanol.com/global/opinion/article/sj00vhebrn



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