En honor a nuestro patriarca común Abraham

Un llamado del rabino del Kotel a los líderes religiosos de las comunidades de creyentes en Jerusalén: hay un padre para todos nosotros

Por Shmuel Rabinowitz


Imágenes de la religión de Jerusalén a través de iStock (montaje de The Times of Israel)

En estos días, algo es evidente en los callejones de la Ciudad Vieja de Jerusalén. La Policía de Israel y la Policía de Fronteras patrullan los callejones de la ciudad preparándose para las tres próximas festividades: la Pascua judía, los días musulmanes del Ramadán y la Pascua cristiana. Estos días son días especiales en Jerusalén. Días de exaltación y santidad. Días en los que los creyentes de todas las religiones dirigen sus corazones hacia su Padre Celestial y buscan formas de ser más benevolentes consigo mismos, con los demás y con el mundo entero.

Dolorosa y tristemente, al margen de cientos de miles de creyentes sinceros están aquellos que buscan traducir el fervor edificante en una violencia oscura. Por lo tanto, junto con los intensos preparativos para recibir a las decenas de miles de peregrinos, nos vemos obligados a dedicar mucho tiempo y recursos para mantener su seguridad. En los últimos años, hemos sido testigos de un aumento preocupante en el número de actos de violencia que, bajo los auspicios de los días santos, profanan tanto la santidad del tiempo como la santidad del lugar.

En Pesaj celebramos la liberación de la esclavitud a la libertad, rompiendo el ciclo violento de opresores y oprimidos, y su conversión en devoción voluntaria a los valores, la moralidad y el bien. En estos días, es nuestro deber limpiar de nuestro interior cualquier astilla de violencia o uso de la fuerza. Debemos dedicar estos grandes días de libertad a quitarnos las cadenas del pasado y tendernos una mano de reconciliación y solidaridad entre los creyentes, en la Ciudad Vieja de Jerusalén y en toda la Tierra de Israel.

Quisiera hacer un llamado desde aquí a los líderes religiosos de las comunidades de creyentes en Jerusalén – hay un padre para todos nosotros, nuestro patriarca Abraham, quien fue bendecido y ordenó: “Y todas las familias de la tierra son benditas en ti.” Di-s nos libre de convertir la bendición en maldición, y la ciudad santa en un campo sangriento. Debemos hacer todo lo posible para sumar amor, solidaridad y paz en estos días en honor a nuestro patriarca Abraham, en honor a nuestra fe y en honor a Jerusalén.

 

Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
https://blogs.timesofisrael.com/in-honor-of-our-patriarch/



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