El presidente de EE.UU. que más calidez demostró hacia el pueblo judío

 
Ron Ben Yishai.
Ynet

Opinión. Biden se mostró íntimo y humano, incluso más que Clinton y Trump. El saludo a Netanyahu dejó claro que su apoyo al país no depende del gobierno de turno. Un análisis de su primer día en Israel.

La visita presidencial de Joe Biden a Israel es única por el nivel de conexión emocional y humana que demostró en la recepción del aeropuerto Ben Gurion, y más aún en el museo Yad Vashem. No hubo otro presidente estadounidense, ni siquiera Bill Clinton, que haya demostrado este grado de calidez con el pueblo judío y el Estado de Israel.

Durante su viaje a Israel el entonces presidente Donald Trump pronunció todas las palabras correctas, pero esa calidez humana no existió. Por eso los anfitriones de Biden, el presidente Isaac Herzog y el primer ministro Yair Lapid, lo recompensaron con un trato similar.

El primer día de su visita a Israel se realizó de acuerdo a lo planificado y cada uno de los funcionarios de alto rango involucrados se llevaron el beneficio político que esperaban. Incluso Biden: recibió demostraciones de simpatía de sobrevivientes del Holocausto que lo ayudarán con los votantes judíos del Partido Demócrata, y la mención de sus raíces en una familia cristiana amante de la Biblia le servirá entre los votantes cristianos de su país.

 

 
El primer día de Biden en Israel.
(Reuters)

En su discurso en el aeropuerto Biden tampoco se olvidó de mencionar su apoyo a la solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino, lo que debería reconciliarlo con el ala progresista del Partido Demócrata, muy descontentos por la próxima reunión entre el presidente y el principe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman; y por el hecho de que Biden no realiza grandes esfuerzos por defender los intereses palestinos.

La misma visita de Biden y las promesas de sus allegados de promover la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita buscan legitimar el giro de la política de Biden hacia Riad. La necesidad de cortejar a los saudíes, y especialmente a Bin Salman, surge de la crisis del precio de la energía que generó la guerra en Ucrania. La inflación en Estados Unidos es una de las consecuencias de esta crisis, que amenaza con sabotear los esfuerzos demócratas en las elecciones de medio término que se celebrarán en noviembre.

 
El presidente Herzog y el primer ministro Lapid recibieron a Biden en el aeropuerto internacional Ben Gurion.
(Reuters)

Por eso Biden se vio forzado a retractarse del compromiso que había establecido con el ala progresista de su partido: convertir a Arabia Saudita en un estado paria debido a la muerte de Jamal Khushkji, periodista saudí con ciudadanía estadounidense asesinado en la embajada de Arabia Saudita en Turquía.

El petróleo estará en el centro de una cumbre con líderes de países árabes del Golfo, liderados por Arabia Saudita, pero tanto Biden como los saudíes sienten cierta incomodidad de sacrificar sus valores por el precio de un galón de gasolina. La normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita y la promoción de los Acuerdos de Abraham son, al menos en apariencia, objetivos más valiosos. Demostrar afecto por Israel tampoco perjudicará a Biden, e incluso tal vez lo beneficie, de cara a las elecciones legislativas.

No hubo otro presidente estadounidense, ni siquiera Bill Clinton, que haya demostrado este grado de calidez con el pueblo judío y el Estado de Israel.

El primer ministro Lapid recibió demostraciones de cariño y amistad por parte de Biden que contribuyen significativamente a la legitimidad del mandatario israelí como un primer ministro querido y reconocido en la arena internacional, especialmente entre los aliados de Israel en Occidente. El discurso de Lapid, por su parte, fue digno y discreto. Se abstuvo de avergonzar al invitado inclusive en el tema iraní, por el que existen desacuerdos sustanciales entre Israel y EE.UU.

Benny Gantz, ministro de Defensa, también obtuvo su dosis de minutos en vivo con Biden. No desperdició la oportunidad para promover que Estados Unidos aumente su asistencia de seguridad hacia Israel, enfatizando que esta ayuda también sirve a los intereses estratégicos y de seguridad de Washington, lo cual es estrictamente cierto en el contexto actual.

 
La visita de Biden, una oportunidad de Lapid para ganar legitimidad internacional como primer ministro.
(Marc Israel Sellem)

Está bastante claro que la administración estadounidense prefiere al actual gobierno israelí, y no a uno de derecha liderado por Benjamín Netanyahu. Pero Biden, en una actitud de caballero, también se acercó al líder opositor y le dijo “te quiero”. A pesar de que Netanyahu no respondió con la misma calidez, Biden demostró con esa actitud que su apoyo a Israel no depende de quién lidere al país, sino que, como expresó en su discurso, su apoyo es “profundo hasta los huesos”.

Biden también dijo que la relación íntima con Israel no es solo para beneficio estadounidense sino de todo el mundo, en alusión a las capacidades de cooperación tecnológica y científica. Esto se profundizará en el segundo día de su visita cuando Biden, Lapid, el primer ministro indio Narendra Modi y el presidente emiratí Muhammad Bin Zayed mantengan una conferencia telefónica que tratará principalmente sobre el avance tecnológico en favor de la producción mundial de alimentos.

Hasta Mahmoud Abbas y los palestinos se llevaron su parte. Como se mencionó, Biden expresó su apoyo a la solución de dos estados. Y Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, manifestó en una conversación con periodistas su deseo no vinculante de abrir el consulado estadounidense en Jerusalem Este. No es mucho, aunque probablemente sea lo mínimo a lo que debía comprometerse la Casa Blanca en el contexto actual.

 

 
El saludo entre Biden y Netanyahu, ex primer ministro de Israel y actual líder opositor.
(EPA)

Por último, el discurso de recepción del presidente israelí Isaac Herzog combinó una expresión de afecto y aprecio por la histórica postura de Biden a favor de Israel, con una alusión bíblica que podría ayudar a Biden con sus electores. Se trata de un desvío creativo e inusual de los secos textos diplomáticos que se suelen escuchar en estas situaciones.

Todo funciona como un reloj, los discursos y ceremonias fueron relativamente cortos, y el encuentro con sobrevivientes fue emocionante. Sin dudas, hasta ahora Israel se está beneficiando estratégicamente de una visita que demuestra cuán estrecha es su alianza con la principal potencia democrática del mundo.

 

Fuente: Ynet Español
https://www.ynetespanol.com/global/opinion/article/skfuvjns9



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