80 años después el eco de Wannsee persiste

El régimen iraní de hoy está llevando a cabo el proyecto iniciado por Hitler, declarando planes para borrar a Israel del mapa e incluso adoptando la frase ‘la solución final’.

Matthías Kuntzel

Adolfo Hitler, Ruhollah Khomeini (PD, PD)

Hace ochenta años, en la Casa de Wannsee, la élite nazi dictó una sentencia de muerte a millones de judíos europeos. Allí pusieron en marcha el proceso que conduciría al asesinato en masa más brutal de la historia de la humanidad. Eso no sucedió en un lugar poco desarrollado sino en una de las sociedades más avanzadas cultural, tecnológica y científicamente del mundo. Sin embargo, nuestro recuerdo actual de la Conferencia de Wannsee perdería mucho de su valor si no sirviera también para agudizar nuestra atención con respecto a las amenazas contemporáneas a los judíos.

Es ampliamente conocido que el protocolo de la Conferencia de Wannsee habla de 11 millones de judíos en Europa que serán asesinados. Menos conocidos son los planes para el asesinato de judíos fuera de Europa. Unas semanas antes de la Conferencia de Wannsee, Hitler, en una reunión cara a cara, le había prometido a Amin el-Husseini, el Mufti de Jerusalén, que también deseaba aprovechar la primera oportunidad para matar a los 700.000 judíos que vivían en el norte de África y el Oriente Medio.

Una preocupación especial durante esta reunión fue la destrucción del sionismo y la aniquilación de los judíos en Palestina. En el evento, los aliados demostraron ser capaces de derrotar a los nazis. Sin embargo, la idea de frustrar un estado judío a toda costa perduró y encontró un nuevo hogar en Egipto, donde, después de 1945, la Hermandad Musulmana construyó el movimiento antisemita más grande del mundo. La Hermandad defendió la alianza entre el-Husseini y Hitler, declarando en 1946 que “Este héroe [el-Husseini] luchó contra el sionismo con la ayuda de Hitler y Alemania. Alemania y Hitler se han ido, pero Amin el-Husseini continuará la lucha”.

Seguir atentos

De hecho, el Mufti continuó activamente la lucha nazi, desempeñando un papel crucial al inspirar el esfuerzo de los ejércitos de varios estados árabes para acabar con el naciente estado judío de Israel en 1948. Amin el-Husseini encarna el vínculo entre la gran guerra de los nazis contra los judíos y la subsiguiente pequeña guerra de los árabes contra Israel – un vínculo que se describe en detalle en mi último libro.

Como sabemos, los árabes tampoco lograron derrotar a Israel. Sin embargo, la idea de abolir el estado judío perduró. La Hermandad Musulmana pasó la posta a un clérigo iraní llamado Ruhollah Musavi, que más tarde se haría famoso con el nombre de Ruhollah Jomeini. Desde la revolución liderada por Jomeini en 1979, Teherán ha perseguido el objetivo de destruir el sionismo por la fuerza.

Centrándonos en Israel, este régimen hoy sigue el proyecto iniciado por Hitler y el Mufti. Los misiles iraníes que son capaces de atacar a Israel llevan el lema “Israel debe ser borrado de la faz de la tierra”. La Guardia Revolucionaria se jacta de que “arrasará con el régimen sionista en menos de ocho minutos”. Un documental de televisión iraní “7 minutos a Tel Aviv” muestra imágenes de ataques simulados contra objetivos clave en Israel, incluido el reactor nuclear de Dimona, el parlamento, centros comerciales y culturales de Tel Aviv y centros de negocios. El Guía Supremo de Irán, Ali Jamenei, ha declarado que para 2040 a más tardar, Israel ya no existirá. Un reloj de cuenta regresiva en Teherán muestra el número de días que faltan para que llegue el fin designado de Israel.

Jamenei incluso ha reutilizado un término del Protocolo de la Conferencia de Wannsee: solución final. Todo el mundo sabe cuál es el mensaje subyacente de ese término. Jamenei, sin embargo, es el primer líder mundial en usarlo en un sentido positivo.

En su página, promocionó en varios idiomas un cartel que proclamaba “Palestina será libre. La solución final: Resistencia hasta el referéndum”. Para Hitler, la “solución final a la cuestión judía” era la aniquilación de los judíos. Para Jamenei, la “solución final” de la cuestión de Israel es la aniquilación de Israel.

La mayoría de la población iraní rechaza el odio del régimen hacia Israel, que está indisolublemente ligado a una visión antisemita del mundo, que incluye la negación del Holocausto y fantasías conspirativas.

El régimen iraní usa los términos “sionista” y “sionismo internacional” precisamente de la misma manera que Hitler usó los términos “Jude” y “Weltjudentum” – como la encarnación del mal. De aquí sigue un momento distópico en ambos casos: así como la “paz alemana” de Hitler requería el exterminio de los judíos, la “paz islámica” de los líderes iraníes depende de la eliminación de Israel. En este punto me viene a la mente una observación de Elie Wiesel: Cuando alguien dice que quiere matarte, créele.

La comunidad internacional, sin embargo, no quiere reconocer esta ambición asesina. Incluso evita llamar al antisemitismo del régimen iraní por su nombre. Sin embargo, las palabras importan. Dan forma a nuestra forma de pensar y determinan nuestras acciones. El término “antisemita” tiene una dimensión histórica. Hablar de antisemitismo es recordar la conferencia de Wannsee y, por lo tanto, los peligros asociados con esta monstruosa irracionalidad. Significa movilizar no solo nuestro conocimiento histórico, sino también nuestra responsabilidad histórica permanente.

Han pasado ochenta años desde la Conferencia de Wannsee. El eco de Wannsee, sin embargo, todavía existe, junto con la voluntad de propagar y preparar un nuevo genocidio. Hoy, nuestra tarea urgente es prevenir esto.

 

Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
Fuente: The Times of Israel 
https://blogs.timesofisrael.com/80-years-later-the-echo-of-wannsee-still-exists/



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