Nuevo tratamiento israelí contra la epilepsia


Representación ilustrativa de una neurona en el cerebro.
Halacious. Unsplash

El hospital Sheba mejoró la vida de un hombre de 40 años a través de una técnica innovadora: quemar un tumor benigno mediante un sistema de ultrasonido dirigido. “Me volví a casa en autobús”, contó el paciente.

Anton Garbuz probablemente sea uno de los primeros pacientes con epilepsia en todo el mundo que se somete a un procedimiento médico de alta tecnología y amigable: quemar un tumor en el cerebro, que había agravado su enfermedad, a través de un sistema de ultrasonido dirigido.

El hombre de 40 años, casado y padre de tres hijas, desarrolló síntomas de la enfermedad desde los 8 años, pero recién supo que tenía epilepsia cuando emigró a Israel desde su Rusia natal. “Allá a los médicos no les pareció apropiado informarme qué estaba sufriendo, el diagnóstico exacto de epilepsia no me lo dijeron”, recuerda sobre una condición que se hizo más presente en su vida a partir de los 21 años, cuando servía en el ejército israelí, y experimentó episodios de parálisis en las piernas.

Desde ese momento supo que tenía epilepsia, una enfermedad causada por la interrupción de la actividad eléctrica del cerebro y caracterizada principalmente por convulsiones. “No dejé que esto cambiara mi vida”, contó el estudiante de ingeniería electrónica que trabaja en su profesión y formó una familia.


Anton Garbuz, de 40 años, es un paciente pionero de un nuevo tratamiento médico israelí.
(Abigail Uzi)

Pero hace aproximadamente un año y medio, a pesar de la medicación que tomaba, su condición empeoró. “De repente desarrollé una hipersensibilidad extrema a los olores, y eso me hacía sentir náuseas e inestabilidad, si no me alejaba de la fuente del olor me sentía a punto de caer”, relató sobre el origen de un recorrido por diferentes hospitales en busca de una solución. Hasta que escuchó que en el hospital Sheba, en Tel HaShomer, existía un procedimiento innovador y amigable.

El doctor Zion Zibly, director de la Unidad de Neurocirugía Funcional del hospital, le contó a Ynet que un primer estudio de imágenes su equipo identificó un tumor benigno en el cerebro. El tumor agravaba los síntomas de epilepsia y estaba alojado en una zona problemática: una cirugía habría puesto al paciente en peligro de lesiones neurológicas, como pérdida de la memoria o parálisis de las extremidades.

Hace aproximadamente un año y medio su condición empeoró. “De repente desarrollé una hipersensibilidad extrema a los olores, y eso me hacía sentir náuseas e inestabilidad, si no me alejaba de la fuente del olor me sentía a punto de caer”.

Decidido a ayudar al paciente, Zibly convocó a colegas especialistas en epilepsia para discutir un tratamiento innovador a través de tecnología de ultrasonido focalizado (Focus Ultrasound), desarrollado por la empresa israelí Insightec. Esto permite dirigir rayos de calor de ultrasonido para dañar tejido infectado y removerlo sin necesidad de un bisturí.

Esta tecnología ya se utilizó para prevenir temblores en pacientes con Parkinson y para disolver fibromas en úteros. “Decidimos llevarlo un paso más allá”, contó Zibly. El domingo pasado, en un procedimiento pionero en Israel y probablemente en el mundo para un paciente epiléptico, Anton se sometió al tratamiento.


Centro Médico Sheba de Israel.
(Wikipedia)

“El paciente estaba sin anestesia porque era necesario comunicarse con él durante la operación. Ingresó en una máquina de resonancia magnética y le pusimos un casco en la cabeza que contenía mil fuentes de ultrasonido, fijadas al cráneo con cuatro tornillos”, contó el doctor encargado del procedimiento.

Una primera imagen de la resonancia permitió marcar el área del tumor. Y luego se dispararon todas las ondas de ultrasonido al objetivo trazado. “Repetimos esta acción tres veces, y cada ´secuencia de tiros´ duró 37 segundos”, relató el profesional.

Luego de eso, Anton se sometió a una nueva resonancia que determinó el éxito de la operación: ya no había contacto entre el tumor y el cerebro, y eso evitará la recurrencia de las convulsiones. Dos días después el paciente pudo regresar a su hogar, ya sin convulsiones. “Me sentía tan bien que ni siquiera pedí un taxi, volví a mi casa en autobús”, aseguró Anton.

 

Fuente: Ynet Español
https://www.ynetespanol.com/tendencias/salud/article/bj8b99bxf



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