Estudio israelí evaluó los riesgos de la amniocentesis en embarazadas

Muchas mujeres temen realizar la prueba del líquido amniótico durante el embarazo para la detección temprana de malformaciones, ya que temen que se produzcan daños en el feto. Investigadores israelíes concluyeron que es recomendable realizar el estudio, “incluso para embarazos de bajo riesgo”.

Un nuevo estudio israelí realizado por un grupo de investigadores del prestador de servicios médicos Maccabi y el Hospital Assuta Ramat Hachayal de Tel Aviv, encontró que el riesgo de pérdida fetal después de la prueba de amniocentesis es bajo en comparación con la tasa de anomalías genéticas graves halladas en el estudio, y recomienda que las mujeres embarazadas con resultados normales en sus análisis prenatales también consideren la amniocentesis, independientemente de la edad.

Hasta la fecha, la mayoría de los estudios sobre los riesgos de la amniocentesis no han incluido pruebas en embarazos de bajo riesgo de enfermedades genéticas, por lo que la eficacia y la seguridad de la prueba en esta población no ha sido clara. La nueva investigación buscó examinar los beneficios y riesgos de las pruebas de diagnóstico genético prenatal en embarazos de bajo riesgo de enfermedades cromosómicas.


Los investigadores recomiendan realizar la prueba de amniocentesis.
(Shutterstock)

Los investigadores encontraron que la detección de trastornos genéticos con riesgo de discapacidad mental ocurrió en una de cada 102 pruebas. Además, no hallaron diferencias significativas en el riesgo entre los diversos grupos etarios de las mujeres estudiadas.

El estudio se basó en datos clínicos de un gran grupo de 30.830 embarazos con un feto, en una edad gestacional de 16 a 23 semanas. Las mujeres fueron sometidas a una amniocentesis, y los investigadores recopilaron información sociodemográfica y médica sobre ellas, junto con los resultados de las pruebas prenatales, un chip genético y un test de cromosomas realizado mediante la prueba de amniocentesis. Los investigadores también incluyeron en los datos eventos pasados ​​de pérdida fetal.

Los investigadores encontraron que la detección de trastornos genéticos con riesgo de discapacidad mental ocurrió en una de cada 102 pruebas. Además, no hallaron diferencias significativas en el riesgo entre los diversos grupos etarios de las mujeres estudiadas.

La tasa de pérdida fetal después de la prueba de amniocentesis fue de 1 en 1,401 pruebas en todos los grupos de estudio. Los investigadores determinaron que el riesgo de pérdida fetal después del test es bajo en comparación con la tasa de anomalías genéticas graves detectadas, y recomendaron que las mujeres embarazadas cuyos estudios prenatales arrojaron resultados normales, también consideren la realización de la amniocentesis.

«Aunque las pautas profesionales no recomiendan la amniocentesis incluso para los embarazos con bajo riesgo de malformaciones congénitas, nuestros hallazgos sugieren que las pruebas pueden detectar una tasa relativamente alta de anomalías genéticas», concluyeron los investigadores. Y agregaron: «Dada la baja tasa de abortos observada después de la amniocentesis, es muy importante crear conciencia sobre este procedimiento entre las mujeres de todas las edades».


Prueba de amniocentesis.
(Shutterstock)

El líquido amniótico rodea al feto en el útero, lo protege y también ayuda a su desarrollo. Se forma al principio del embarazo y en realidad es la orina del feto. El líquido también contiene células de la piel, células de los sistemas digestivo y respiratorio del feto que se caen y en ellas están los cromosomas con la carga genética del feto: el ADN.

La prueba de amniocentesis se realiza extrayendo líquido amniótico de la mujer bajo guía ecográfica. Se toma una muestra de aproximadamente 25 ml para verificar la carga genética del feto y detectar defectos congénitos como el síndrome de Down. El feto completa la cantidad de líquido amniótico en pocas horas.

La prueba generalmente se realiza entre las semanas 16 y 22 del embarazo. En casos excepcionales, también se puede llevar a cabo en una etapa posterior, a veces incluso en el último trimestre del embarazo. La prueba no se realiza antes de la semana 16 debido al alto riesgo de complicaciones del embarazo. En caso de que sea necesario hacer un test en una etapa anterior, se puede realizar una prueba de desprendimiento de placenta entre las semanas 11 y 13 de embarazo.

 

Fuente: Ynet Español
https://www.ynetespanol.com/tendencias/salud/article/SJbntxCsd



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