Historia, misterio y ocultismo convergen en la legendaria tumba del Rey David

En la Ciudad de David, Jerusalén, los visitantes podrán conocer antiguas cuevas funerarias romanas, una histórica casa judía del siglo XIX y el lugar donde se realizaron misteriosas excavaciones que, según se dice, revelaron tesoros bíblicos.

Por: AVIVA Y SHMUEL BAR-AM

La zona de la Ciudad de David, Jerusalén donde el barón Edmund de Rothschild hizo excavar al arqueólogo Raymond Weill. (Shmuel Bar-Am)

Si no fuera por un excéntrico finlandés y un antiguo oficial del ejército británico, las tumbas de la familia del rey David podrían no haber sido encontradas jamás. No, no nos referimos a la tumba del Monte Sion, cuyo dudoso hallazgo se basa en tradiciones cristianas de la Edad Media. Nos referimos más bien a un grupo de túneles y cuevas en la Ciudad de David que se acercan más a la descripción bíblica. Se descubrieron durante las excavaciones realizadas junto a Beit Meyuhas, una casa del siglo XIX construida por uno de los primeros judíos que se mudaron fuera de las murallas de la Ciudad Vieja.

Todo comenzó cuando Valter Henrik Juvelius conoció al capitán Montague Parker. Juvelius era un topógrafo, poeta y filósofo finlandés que escribió su tesis doctoral sobre la cronología judía. Obsesionado con la posibilidad de localizar el Arca Sagrada y los tesoros perdidos del Templo, planificó realizar una expedición a la Tierra de Israel con este propósito. A Parker le encantó la idea.

Parker era un excapitán del ejército británico, adinerado, noble y posiblemente aburrido. Según algunos relatos, antes de su partida, Parker asistió a una sesión de espiritismo en la que, en perfecto inglés, el rey Salomón le dijo dónde buscar.

Algunos dicen que Juvelius afirmó haber leído un libro secreto en una biblioteca aún más secreta que le reveló la ubicación de los tesoros. Otros, como el conferenciante Tal Chenya, dicen que Juvelius afirmó que su forma de leer la Biblia entre líneas revelaría el lugar.

Parker y Juvelius recaudaron más de 100.000 dólares de los que patrocinaban su búsqueda. Luego sobornaron a funcionarios del gobierno turco para que obtuvieran el permiso del pachá de Jerusalén para excavar en lo que hoy llamamos la Ciudad de David.

Allí ya vivía Rahamim Nathan Meyuhas, un carnicero cuya familia había llegado a Jerusalén desde España en 1510. El matadero que utilizaba para sus animales funcionaba antes del amanecer y estaba situado fuera de la Ciudad Vieja, donde Meyuhas vivía con su familia. Como las puertas de la Ciudad Vieja sólo se abrían cuando salía el sol, decidió mudarse fuera de las murallas.

La casa de Meyuhas, situada en la Ciudad de David, en Jerusalén. (Shmuel Bar-Am)

En 1873 eligió un lugar conocido como la Ciudad de David, donde había pocas casas. Al otro lado del lecho del río Kidrón, en Silwan, había un asentamiento árabe, pero la familia Meyuhas estaría sola en la primera casa judía que se construyó en la zona. Para provisión de agua tenían el manantial de Shiloah, o Siloam, y cultivaban todas las verduras que comían.

Pudimos ver la histórica casa de Meyuhas en una visita guiada por Chenya, quien regularmente sirve de guía en la Ciudad de David. Nos contó que surgieron relaciones cálidas y amistosas entre los árabes y sus vecinos judíos de enfrente. Los judíos llevaban matzá a los árabes en Pesaj y los árabes llevaban grandes bandejas de miel a los judíos. Para sus bodas, los árabes incluso se aseguraban que la familia Meyuhas tuviera comida kosher.

La casa de Meyuhas, construida hacia 1873 en la Ciudad de David, en Jerusalén. (Shmuel Bar-Am)

Juvelius y Parker llegaron en 1909, contrataron a varios centenares de trabajadores árabes y cercaron una zona de la Ciudad de David, no muy lejos de la casa de los Meyuhas. Entonces empezaron a cavar.

En un momento dado, los judíos de Jerusalén empezaron a preguntarse qué tipo de sucesos turbios se realizaban más allá de la valla. El barón Edmund de Rothschild —un banquero filántropo que fundó muchos de los primeros asentamientos en la Tierra de Israel— se enteró de sus actividades. Preocupado por la posibilidad de que la corona de Salomón y otros tesoros acabaran en manos de personas que no fueran judíos, decidió comprar la propiedad en la que se estaban realizando las excavaciones.

Los dos lados del cauce del río Kidrón en Silwan. (Shmuel Bar-Am)

Parker estaba convencido que los tesoros estaban realmente en algún lugar del Monte del Templo. En 1911, cuando se hizo evidente que la aventura estaba llegando a su fin, sobornó al guardia del Monte del Templo para mirar hacia otro lado. Y una noche oscura en la que se suponía que no había nadie, Parker y su equipo se disfrazaron de musulmanes y comenzaron a excavar bajo la Cúpula de la Roca, la piedra que algunos creen que sostiene el mundo.

Por desgracia para Parker, no estuvieron solos durante mucho tiempo. Esa noche, un árabe jerosolimitano celebraba una fiesta y tenía tantos invitados que tuvo que buscarse otro lugar para dormir. Eligió el Monte del Templo y tras subir, se sorprendió al ver que había gente cavando bajo la roca.

El sitio que se cree que es la tumba del rey David. (Shmuel Bar-Am)

Mientras gritaba pidiendo ayuda, Parker y sus colaboradores huyeron del lugar, llegando hasta Jaffa. Por desgracia para ellos, el telégrafo ya se había inventado y los gendarmes de Jaffa tenían instrucciones de registrar su equipaje.

Parker no se inmutó ni un minuto. Invitó a la policía a su yate, donde les dijo que podrían revisar sus maletas con toda comodidad. Entonces, Parker cargó el barco con varios sacos y se largó antes de que llegaran los gendarmes. Los relatos de los periódicos contemporáneos cuentan que se llevó algunos tesoros fabulosos, desde la corona de Salomón hasta el báculo de Moisés.

En 1913, el barón Rothschild pidió al arqueólogo Raymond Weill que excavara la propiedad que ahora poseía en la Ciudad de David. Weill, el primer arqueólogo judío que realizó excavaciones en Palestina, hizo dos grandes descubrimientos. El primero fue una inscripción descubierta en las profundidades de una cisterna. Estaba escrita en griego y pertenecía a una sinagoga de más de 2.000 años de antigüedad.

El estanque de Siloé en la Ciudad de David de Jerusalén. (Shmuel Bar-Am)

La inscripción se atribuye a Teodotos, un sacerdote judío que era el responsable de la sinagoga. Describe una sinagoga fundada por sus antepasados donde se estudiaba la ley judía y se enseñaban los mandamientos de la Biblia. También se menciona una habitación para huéspedes, una posada e instalaciones de agua. Actualmente se puede ver una copia de la inscripción junto a las cuevas.

El segundo descubrimiento se hizo en las laderas sobre el estanque de Siloé: una cantera romana junto a un conjunto de cuevas que se supone se utilizaba para dar sepultura. Según la Biblia, el rey David fue enterrado «en la Ciudad de David» (1 Reyes 2:10). Por supuesto, hoy no podemos saber cómo eran las tumbas reales en la época de David. Sin embargo, el Libro de Nehemías, escrito en el siglo V a.C., las sitúa justo donde Weill descubrió las cuevas.

Lo que se cree que son cuevas funerarias romanas sobre el estanque de Siloé en la Ciudad de David, en Jerusalén. (Shmuel Bar-Am)

Una vez que los judíos comenzaron a regresar a Jerusalén de su exilio en Babilonia, empezaron a reparar las murallas de la ciudad: «Salún… reparó el muro del estanque de Siloé… hasta las escaleras que bajan de la Ciudad de David… Nehemías hijo de Azbuk… hizo reparaciones hasta un punto frente a las tumbas de David». (Nehemías 3:15)

Luego del descubrimiento de Weill, y mientras continuaban las excavaciones al finalizar la Primera Guerra Mundial, se pidió a la familia Meyuhas que se marchara para que los trabajadores pudieran excavar bajo su casa. Se fueron, pero la casa siguió en pie. Más tarde, los árabes se trasladaron a la Ciudad de David.

 La zona de la Ciudad de David de Jerusalén donde el barón Edmund de Rothschild hizo excavar al arqueólogo Raymond Weill. (Shmuel Bar-Am)

Tras el fallecimiento de Rothschild en 1934, la propiedad que había comprado fue transferida al Fondo Nacional Judío.

Para los visitantes, la entrada a la Ciudad de David cuesta 28 NIS; y la mitad de precio para personas mayores, niños y soldados. Aunque puede ir directamente a la taquilla, es mejor reservar con antelación llamando (en Israel) al 02-626-8700 o al *6033, o visitando el sitio web de la Ciudad de David.

 

Fuente: The Times of Israel
https://www.timesofisrael.com/history-mystery-and-occult-converge-in-king-davids-fabled-tomb/



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