10 Oct Investigadores israelíes descubren que humanos prehistóricos guardaban médula ósea ‘enlatada’
El descubrimiento es la evidencia más temprana de consumo retardado
Remoción de piel en la parte proximal de los metapodiales y remoción de tendones en combinación con desollado durante la experimentación. (Foto: DR. RUTH BLASCO)
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv y España descubrieron la evidencia más antigua conocida del almacenamiento y el consumo retardado de médula ósea animal, hace unos 400,000 años por humanos prehistóricos cerca de Tel Aviv.
Científicos dicen que los hallazgos en la cueva Qesem, el sitio de numerosos descubrimientos importantes de la Edad de Piedra del último período del Paleolítico Inferior, proporcionan evidencia directa de que las primeras personas del Paleolítico guardaron nutritivos huesos de animales durante hasta nueve semanas antes de comerlos en el sitio.
El estudio, publicado el miércoles en la revista científica Science Advances, fue dirigido por la Dra. Ruth Blasco del Instituto de Arqueología y Antiguas Civilizaciones del Cercano Oriente de la Universidad de Tel Aviv y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), junto con el Prof. Ran Barkai y el Prof. Avi Gopher e investigadores de instituciones españolas como la Universidad Rovira i Virgili y la Universidad de Lleida.
«La médula ósea constituye una fuente importante de nutrición y, como tal, apareció durante mucho tiempo en la dieta prehistórica», dijo el profesor Barkai. «Hasta ahora, la evidencia ha apuntado al consumo inmediato de médula ósea luego de la adquisición y extracción de tejidos blandos. En nuestro artículo, presentamos evidencia de almacenamiento y consumo retardado de médula ósea en la cueva Qesem».
Tanto la médula ósea como la grasa han llamado la atención de los grupos humanos desde la prehistoria como una fuente importante de nutrición, dijeron los investigadores, especialmente para las comunidades que dependen casi por completo de productos animales con poca o ninguna fuente de carbohidratos.
El descubrimiento de la evidencia más temprana de retardo en el consumo, dijo Blasco, «ofrece una idea de la socio-economía de los humanos que vivieron en Qesem. También marca un umbral para nuevos modos de adaptación humana paleolítica».
Descubrimientos previos de innovador comportamiento humano prehistórico encontrado en la cueva Qesem, a 12 km. al este de Tel Aviv, incluye el reciclaje de herramientas, el uso regular del fuego y la cocción y asado de carne.
Según los investigadores, los humanos prehistóricos llevaban a la cueva partes seleccionadas del cuerpo de los cadáveres de animales cazados. La presa más común era el gamo, aunque también se han encontrado aves, tortugas e incluso carnívoros.
«Las extremidades y los cráneos eran llevados a la cueva mientras que el resto del cuerpo era despojado de carne y grasa en el lugar de caza y se dejado ahí», dijo el profesor Rosell de la Universidad Rovira i Virgili y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).
«Descubrimos que los huesos de las patas de los ciervos, específicamente los metapodiales, exhibían marcas de corte únicas en los ejes, que no son características de las marcas que quedan de pelar la piel fresca para fracturar el hueso y extraer la médula».
Los metapodiales de venado, los huesos largos de los pies o metatarsianos, probablemente se guardaban en la cueva cubiertos de piel, según los investigadores, para facilitar la preservación de la médula ósea para el consumo cuando era necesario.
El equipo de investigadores evaluó la preservación de la médula ósea utilizando una serie experimental de ciervos, controlando el tiempo de exposición y los parámetros ambientales, junto con análisis químicos.
Combinando resultados arqueológicos y experimentales, pudieron identificar marcas específicas relacionadas con la eliminación de la piel seca y así determinar una baja tasa de degradación de la grasa de la médula de hasta nueve semanas de exposición.
«Los huesos se usaron como «latas» que preservaban la médula ósea durante un largo período hasta que llegaba el momento de quitar la piel seca, romper el hueso y comer la médula», dijo el profesor Barkai.
Hasta hace poco, según los investigadores, se creía que las personas del Paleolítico vivían satisfaciendo únicamente sus necesidades inmediatas como cazadores recolectores, consumían todo lo que atrapaban y pasaban hambre durante largos períodos cuando las fuentes de alimentos eran escasas.
«Mostramos por primera vez en nuestro estudio que hace 420,000 a 200,000 años, los humanos prehistóricos en la cueva Qesem eran lo suficientemente sofisticados, inteligentes y talentosos como para saber que era posible preservar ciertos huesos de animales bajo condiciones específicas y, cuando necesario, quitar la piel, romper el hueso y comer la médula”, dijo Gopher.
Según Barkai, la falta de disponibilidad de elefantes, anteriormente una fuente importante de alimentos para los humanos, creó la necesidad de un almacenamiento innovador de alimentos nutritivos y nuevas formas de vida.
«Este tipo de comportamiento permitió a los humanos evolucionar y entrar en un tipo de existencia socioeconómica mucho más sofisticada», dijo Barkai.
Fuente: The Jerusalem Post
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil