Un asesinato de hace 2.000 años conduce a un entierro ilícito en el corazón de Cisjordania

Operación secreta: «Estas personas fueron testigos oculares del Segundo Templo”

Cuando los arqueólogos dijeron que 7 mujeres y un joven hallados en cuevas fueron asesinados por romanos durante la Gran Revuelta, los colonos entraron en secreto para ilegalmente rendir honores.

Un montón de huesos hallado en la excavación arqueológica de Khirbet el-Maqatir en 2013. (Steven Rudd)

Fue un entierro secreto e ilegal, planeado y llevado a cabo por un activista judío del Monte del Templo que hace décadas estuvo en la cárcel por planear hacer explotar la Cúpula de la Roca. Pero la historia de las siete mujeres y un joven que fueron enterrados en el asentamiento judío de Ofra el 6 de febrero de 2017 es aún más dramática.

Durante una excavación arqueológica en un complejo de cuevas en el sitio de Khirbet el-Maqatir en 2013, un montón de huesos de estos ocho individuos fueron descubiertos entre las puntas de flecha y clavos de las botas de los soldados romanos, junto con hallazgos cerámicos y numismáticos del período del Segundo Templo.

«No tengo ninguna duda de que estas personas perecieron en el año 69 EC a manos de los romanos», dijo el arqueólogo Scott Stripling, quien co-dirigió la excavación de 20 años en nombre de un consorcio estadounidense llamado Associates for Biblical Research (Asociados para la Investigación Bíblica). El equipo de arqueólogos se dispuso a demostrar que Khirbet el-Maqatir, a unos 15 kilómetros al norte de Jerusalén, era la ubicación de la ciudad bíblica Ai mencionada en el libro de Josué, así como el posible sitio de Efraín escrito en el Libro del Nuevo Testamento de Juan.

El hueco de acceso a la Cueva 3 en el sitio arqueológico Khirbet el-Maqatir. (Facebook)

Este ya era un gran año para el equipo. Entre otros hallazgos en 2013 de una franja de períodos de asentamiento israelita y amorreo, incluyendo un raro escarabajo egipcio que se hizo en la 18ava dinastía temprana, c. 1485-1418 AEC, la excavación descubrió un complejo de tres cuevas, y ocho cuerpos que aparentemente habían sido asesinados.

Uno sostenía una prensa de aceite de oliva, flanqueada por dos baños rituales, donde se encontraron cinco de los esqueletos; otra tenía el aceite escurrido; y en la tercera, que parecía ser un escondite secreto, los otros tres esqueletos fueron descubiertos.

La excavación había descubierto previamente una tumba típica del período del Segundo Templo, con siete kokim, agujeros cortados o excavados en la cámara del sepulcro que tienen espacio para un cadáver y nada más, de acuerdo con las costumbres de entierro judías en el área de Jerusalén desde 20 AEC hasta la destrucción del Templo en 70 EC.

Stripling dijo que fue el hallazgo posterior lo que lo conmovió, sin embargo.

«Los restos humanos en la tumba no me afectaron emocionalmente; sin embargo, los huesos de estas víctimas de asesinato me agitaron», dijo Stripling. «Pensé mucho en el terror que debe haber llenado los últimos momentos de sus vidas. Parecía providencial que, casi 2.000 años después, fuera yo quien finalmente contara su historia”.

La antropóloga del equipo de Stripling, Marina Faerman de la Universidad Hebrea, realizó el estudio científico de los huesos, que resultaron ser de siete mujeres de 17-25 años y un joven varón.

El arqueólogo Dr. Scott Stripling (a la derecha), con el Profesor Yoel Elitzur (centro) y el arqueólogo Dr. Bryant Wood en la excavación de Khirbet el-Maqatir, 2017. (Abigail Leavitt)

«Pudimos determinar el sexo, la edad y la salud de los individuos», dijo Stripling, utilizando C-14 [datación por carbono] pruebas realizadas por Elisabetta Boaretto en el Instituto Weizmann.

Dijo que la datación coincidía con hallazgos de cerámica y monedas u otros metales encontrados en la cueva, situando la fecha de los asesinatos en 69 EC. Una de las monedas encontradas allí era un siclo que fue acuñado en el tercer año de la Gran Rebelión contra los romanos en el 69 CE.

Unos cientos de años y un metro de cenizas más tarde, «la cueva fue reutilizada en la Segunda Revuelta, y la gente en ese momento no sabía que había restos humanos bajo sus pies», dijo Stripling.

Es posible que los hombres del asentamiento judío anónimo de la zona se hubieran ido a pelear mientras las mujeres y el niño se escondían en las cuevas. La evidencia de la brutalidad romana es clara para Stripling.

En la primera cueva en la excavación de Khirbet el-Maqatir, donde cinco de los esqueletos fueron descubiertos. (Steven Rudd)

Las puntas de las flechas se encontraron en el mismo montón que los esqueletos. Debe observarse que los esqueletos estaban desarticulados. Tal vez animales salvajes los destrozaron antes de que la caída y los escombros los dañaran aún más», dijo.

Stripling dijo que había planeado volver a enterrar los huesos en el sitio. Pero entonces algunos viejos amigos del asentamiento cercano de Ofra llegaron con una propuesta para darles un entierro apropiado.

«Estas personas fueron testigos oculares del Segundo Templo, y me da gran alegría saber que finalmente han recibido un entierro correcto», dijo Stripling esta semana.

«Correcto», sin embargo, puede no ser la palabra exacta para describir su entierro ilegal en Ofra en febrero.

La operación funeraria secreta

Los investigadores de Khirbet el-Maqatir, aunque científicamente vigorosos, toman la Biblia como una especie de libro de texto para el diseño de la histórica Tierra de Israel, una postura que los coloca fuera de la corriente principal de la arqueología israelí.

Tal como Stripling, que ahora está excavando en el sitio Silo de Cisjordania, dijo a The Times of Israel este verano, «Hay algunos que dicen que la Biblia no es confiable. Hemos encontrado que es muy confiable… Estamos tomando la Biblia como un documento histórico serio”.

Esta actitud conmovió al residente de Ofra Yaakov Erlich, un topógrafo que se ha ofrecido como voluntario a Stripling y el equipo de ABR por muchos años.

El Dr. Scott Stripling, jefe de la excavación actual en Silo bíblico, exhibe un hallazgo. 22 de mayo de 2017. (Amanda Borschel-Dan / Times of Israel)

En un profundo artículo en hebreo en Yedioth Aharanoth escrito por su nuera, Erlich contó que cuando él sostuvo los cartones de huesos en sus manos por primera vez, se le salieron las lágrimas y recitó espontáneamente la tradicional oración por los dolientes.

«Hay un sentimiento de participación en un momento histórico de gran significado», dijo Erlich.

Después de ser analizados, Erlich se ofreció a enterrar los restos en Ofra. Stripling aceptó, y Erlich reclutó a un miembro de la sociedad funeraria del asentamiento, Yehuda Etzion.

Como miembro de Clandestino Judío, Etzion había sido arrestado y encarcelado en 1984 por complot para hacer estallar la Cúpula de la Roca. Desde su liberación, ha sido uno de los principales activistas por el derecho a la oración judía en el Monte del Templo, y también organiza reconstituciones anuales del sacrificio sacerdotal de la Pascua cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Conmovido por los restos y su brutal matanza hace 2.000 años, Etzion pensó organizar una gran ceremonia en Ofra, con miembros del parlamento y otros personajes, y enterrar los huesos junto a un monumento para soldados de una unidad de élite de las FDI que cayeron cerca de Ofra en 2003.

«Pensé que era adecuado darles – como víctimas de la Gran Revuelta – un gran respeto», dijo Etzion a Yedioth.

El ex terrorista de Clandestino Judío Yehuda Etzion lleva una oveja para la ceremonia de «práctica» del Sacrificio de la Pascua en Beit Orot en Jerusalén Este, el 18 de abril de 2016. (Hadas Parush / Flash90)

¿El problema? De acuerdo con los restos de la legislación jordana que siguen vigentes en Cisjordania, estos restos arqueológicos deben ser entregados a Hananya Hizmi, coordinador de arqueología de la unidad del Ministerio de Defensa que se ocupa de las actividades civiles en Cisjordania bajo los auspicios del Coordinador para actividades gubernamentales en los territorios (COGAT por sus siglas en inglés).

Hubo un prolongado ida y vuelta entre Etzion y el equipo de Hizmi, que exigió que los huesos le fueran entregados, de acuerdo a la ley. Eztion, sin embargo, convencido de que los huesos no recibirían un entierro adecuado, no estaba dispuesto a renunciar a ellos.

Tal vez influenciado por la inminente evacuación y aplanamiento de nueve hogares de Ofra (que se descubrió habían sido construidos en tierras palestinas) y los miles de manifestantes en el asentamiento en esa época, Etzion decidió tomar el asunto en sus propias manos.

El 6 de febrero de 2017 llamó a colegas de la sociedad funeraria judía y varios residentes de Ofra y realizaron una pequeña ceremonia en la que enterraron los huesos en una tumba colectiva. Luego la sellaron con una gruesa capa de cemento para disuadir al equipo de Hizmi.

Huesos de la mandíbula de algunos de los ocho esqueletos encontrados en el sitio arqueológico de Khirbet el-Maqatir. (Steven Rudd)

Hizmi dijo a Yedioth que aunque él es «un arqueólogo, no un idealista», los huesos habrían recibido un entierro apropiado.

Dijo que la excavación en Khirbet el-Maqatir y una excavación similar en la cercana Beit El, donde descubrieron una capa de ceniza clara, cabezas de flecha romana y monedas de 69 EC, «arrojó luz» sobre la destrucción de los asentamientos judíos al norte de Jerusalén durante la Gran Revuelta.

«Hoy, la imagen es cada vez más clara, de que estos dos asentamientos fueron arrasados durante la Gran Revuelta en 69 EC», dijo Hizmi.

En una declaración a The Times of Israel esta semana a través del portavoz de COGAT, Hizmi dijo que «los huesos encontrados en Khirbet al-Maktir fueron enterrados en Ofra sin el conocimiento y consentimiento de la Administración Civil. Hacemos hincapié en que si los huesos no hubieran sido enterrados en Ofra y hubieran llegado a la Administración Civil como exigimos, habrían sido enterrados en la tumba de Israel con el respeto que merecen”.

Dientes de algunos de los ocho esqueletos encontrados en el sitio arqueológico Khirbet el-Maqatir.
(Steven Rudd)

Este Tisha B’av, unos 200 residentes de Ofra asistieron a una ceremonia para inaugurar la «Tumba de las Hermanas». Ese día, que conmemora la destrucción de los Templos, parecía un momento adecuado para desvelar un gran monumento hecho de piedra naranja, sobre el cual se imprimió una reproducción de un siclo del tercer año de la Revuelta Judía – una de las monedas encontradas en el sitio arqueológico.

Un letrero en hebreo e inglés claramente marca la ubicación y cuenta la historia de las víctimas.

«Esta fue nuestra obligación básica para nuestras madres de hace 2.000 años», dijo un Etzion sin arrepentimiento.

 

Fuente: The Times of Israel
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil



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