Papel integral del sistema inmune en el desarrollo del cerebro

Según un estudio de la profesora Orly Reiner

Normalmente pensamos en el sistema inmune como la fuerza policial del cuerpo, una patrulla vigilando las invasiones patógenas y toxinas que se deben destruir, pero un nuevo estudio publicado en Nature Communications de la Prof. Orly Reiner (foto) del Departamento de Genética Molecular indica que el sistema inmune es también esencial para el desarrollo del cerebro.

La Prof. Reiner y su equipo han demostrado que el complemento del sistema inmunológico innato de uso múltiple, es activo en el cerebro embrionario en desarrollo, donde su rol parece ser convencer a las células recién nacidas de emigrar desde su punto de origen hacia sus posiciones funcionales finales en el cerebro.

Sin la actividad del sistema inmune innato, las neuronas recién nacidas fallarían en cometer el objetivo, paralizarían sus soportes celulares y alterarían los resultados de la corteza. «Por primera vez hemos podido definir una función específica para una vía inmune innata en el desarrollo del cerebro», expresa la profesora Reiner.

Un embrión comienza como una pequeña bola de células idénticas y luego se va desarrollando en un organismo completo y pleno, las células destinadas a convertirse en células cerebrales viajan hacia el exterior desde esta bola en una serie de ondas. Las células en cada onda cerebral sucesiva desarrollan un anverso y reverso, un pequeño «salto de rana» sobre las células más viejas, acomodándose en la posición apropiada para luego desmantelar esta maquinaria.

De esta manera, la corteza cerebral se convierte en una serie de seis capas, con las células más jóvenes migrando a lugares más lejanos, siendo incitados por señales químicas de las hermana mayores de las células para seguir adelante.

La Dra. Anna Gorelick, becaria postodoctoral, estaba estudiando las diferentes vías del complemento innato inmune cuando se dio cuenta, para su sorpresa, que un gen que codifica una proteína clave en la trayectoria, llamado C3, era activo en el cerebro en desarrollo. «No esperaba encontrar el C3, una proteína que se ocupa de luchar contra las infecciones, activa en el cerebro en desarrollo y tenía la curiosidad de ¿qué impacto tiene esta actividad?, se preguntó.

Como consecuencia el equipo de laboratorio de la Dra. Gorelick, la Dra. Tamar Sapir, la Prof. Reiner y otros examinaron el significado de esta actividad observando cerebros de embriones de ratones que habían sido genéticamente modificados para tener poca o nada de actividad del gen C3.

Además, cuando la Prof. Reiner y su equipo introdujeron moléculas diseñadas para imitar la acción del C3 en el limitado tejido cerebral C3, fueron capaces de rescatar parcialmente el cerebro, es decir, que fueron capaces de poner en marcha las neuronas estancadas y conseguir la migración nuevamente.

 

Fuente: Aurora Digital



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