Jerusalén a los 50: Un sueño de 2.000 años de antigüedad


Tenía siete años cuando estalló la Guerra de los Seis Días en 1967. Mi familia y yo vivíamos en Jerusalén, a unos cientos de metros de la tierra de nadie, el territorio jordano e israelí que dividía la ciudad. El Estado de Israel se estaba preparando para un inminente ataque. Cuando era niño, recuerdo haber ayudado a los soldados a cavar trincheras en nuestro patio y a esconderme con mis hermanos bajo nuestras camas cuando comenzó la guerra. Durante días, nuestras calles fueron bombardeadas y nuestros vecinos resultaron heridos. Hasta que, de repente, la guerra terminó.

Mi familia y yo salimos a caminar por las calles de nuestra ciudad recién reunificada. Vi a los adultos a mí alrededor llorando. Como era un niño, no podía entender. Sólo años después me di cuenta del motivo de ese torrente de emoción.

En ese momento, cumplimos un sueño de 2.000 años de antigüedad.

Volvimos a las raíces de nuestra historia: la Ciudad de David, el Monte del Templo, el Monte de los Olivos y el Muro Occidental. Unimos este y oeste, norte y sur. La unidad de Jerusalén nos ha fortalecido a todos.

Jerusalén hoy es la encrucijada de lo moderno y lo antiguo: la Ciudad de David y los Túneles del Muro Occidental – junto a la Universidad Hebrea y un floreciente ecosistema de alta tecnología; el Muro de los Lamentos y los sitios sagrados – a minutos del bullicioso mercado de Mahane Yehuda, el Museo de Israel, el Coliseo Jerusalem Payis y el Estadio Teddy; el recién renovado Parque HaMesila a lo largo de las antiguas vías del tren otomano y la reserva natural del Valle de Gazelle – que se extienden a lo largo de la primera vía de tren ligero de Israel. Antiguos y nuevos, sagrados y seculares, sitios naturales y maravillas tecnológicas se asientan, uno al lado del otro, en la ciudad de Jerusalén.

Para mí, ser un jerosolimitano es marchar en la Ciudad de David, donde los reyes y los profetas andaban. Comprar frutas y verduras en el colorido mercado Machane Yehuda durante el día y disfrutar de la vibrante escena que despierta por la noche.

Participar en la impresionante Maratón de Jerusalén junto a las murallas de la Ciudad Vieja. Estar con decenas de miles de judíos en el Muro Occidental para la bendición sacerdotal de los kohanim. Conducir con los fundadores de Mobileye, Ziv Aviram y Amnon Shashua, en los coches autónomos que primero recorrerán las calles de Jerusalén y luego se extenderán a los rincones del mundo. Trabajar con los líderes comunitarios de Beit Hanina para construir el futuro del vecindario. Estas son experiencias únicas de Jerusalén que no se pueden encontrar en ningún otro lugar del mundo.

El corazón del centro de la ciudad está vibrando una vez más. Se han abierto reservas naturales y nuevos parques. Las infraestructuras vecinales han sido rejuvenecidas y reconfiguradas para adaptarse a las necesidades del siglo XXI. A la entrada de la ciudad, estamos construyendo el mayor distrito de negocios del país, proporcionando empleo y medios de subsistencia a decenas de miles de personas, y éstas son sólo pequeños ejemplos de la revolución que se está llevando a cabo en Jerusalén.

Jerusalén, con su mosaico humano único, es la ciudad más grande y diversa de Israel. Tiene un lugar para empresarios de alta tecnología, artistas innovadores, educadores transformadores y miles de millones de personas en todo el mundo que ven a Jerusalén como un centro de creatividad e inspiración.

Como jerosolimitano de toda la vida, he visto a la ciudad crecer y prosperar en los últimos cincuenta años. He sido testigo del renacimiento de una ciudad antigua, el corazón y el alma del pueblo judío. Todos somos accionistas de la ciudad de Jerusalén, la capital de Israel. Todos somos socios de este renacimiento.

¡El próximo año en Jerusalén!

*Nir Barkat es alcalde de Jerusalén. Puedes seguirlo en Twitter, @NirBarkat

 

Fuente: The Times of Israel
Traducido: Consulado General H. de Israel en Guayaquil



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