A Través De Una Clase De Fotografía, Primera Exposición Para Niños Israelíes Y Palestinos

“Ellos viven en dos mundos diferentes, absurdamente paralelos”

Jóvenes niñas israelí y palestina toman fotos juntas en Ard, como parte de la iniciativa de coexistencia de Roots

En la Franja Occidental, el programa de coexistencia Roots realiza una improbable reunión de adolescentes de Gush Etzion y el cercano poblado de Al Khader.

Los adolescentes se reúnen alrededor de su instructor Bruce mientras ellos comienzan su clase de fotografía. El grupo de jóvenes de 13 a 15 años, en partes iguales de judíos israelíes de asentamientos locales y palestinos locales de la Ruta 60, se evitan unos a otros tímidamente.

Originalmente de Denver, Colorado, el jerosolimitano Bruce corre fotos a través de la pantalla de la computadora y explica las técnicas visuales y las calidades en inglés. Shaul Judelman, un fundador y director en Roots, traduce simultáneamente al hebreo para los niños de los asentamientos de Efrat y Alon Shvut , mientras Ghada, un joven señora dinámica y sonriente del poblado de Al Khader en el Área A, a unos seis kilómetros de distancia, traduce al árabe.

La madre de Ghada maneja la pequeña cocina en el lugar, al cual ellos llaman el Ard, o la tierra. Ella habla solamente árabe, pero está aprendiendo hebreo e inglés mientras hace té y café para docenas de grupos de visitantes de Israel, Europa y Estados Unidos.

“Ustedes ven, la perspectiva visual mirando hacia arriba es grandiosa”, continua Bruce, “y esta siguiente foto nos ofrece distancia”.

Oyendo las palabras familiares en la traducción, los jóvenes, la mayoría chicas, comienzan a relajarse y se miran unos a otros con sonrisas vacilantes. Bruce sabe lo que está haciendo. En minutos, los chicos están reunidos estrecha y cómodamente a su alrededor.

Y entonces ellos salen al césped, en grupos de dos, tomando fotos de cada uno y de sus alrededores con cámaras inteligentes de buena calidad. Se ríen mientras completan la tarea de capturar las emociones de miedo, ira y felicidad en sus caras.

Esta reunión de adolescentes puede sonar más bien ordinaria. Pero la oportunidad de que estos vecinos se reúnan alguna vez es escasa.

Shaul Judelman dice que si no fuera por la clase mixta de fotografía respaldada por Roots, la mayoría de estos jóvenes israelíes y palestinos nunca estarían expuestos al otro lado.

“Nunca sucede”, dice Judelman. ¨En ningún lugar de la Franja Occidental se reúnen pre-adolescentes y jóvenes adolescentes israelíes de los asentamientos con los chicos palestinos de las ciudades y poblados cercanos. Ellos viven en dos mundos diferentes, absurdamente paralelos¨.

Hay varios programas de coexistencia a través del país, incluyendo Kids4Peace, el cual reúne a jóvenes del este y oeste de Jerusalem, así como también de los pueblos y asentamientos alrededor, para explorar la religión de cada uno. Otros programas, tales como Seeds of Peace, transportan a los participantes a terrenos extranjeros “neutrales” para entrenamiento de liderazgo.

El programa Roots, sin embargo, tiene una meta más modesta: un tiempo de clase regular y conjunto.

“Los niños de familias de grupos de izquierda de Tel Aviv o de otros lados siempre se han reunido con jóvenes palestinos a través de los años”, indica Judelman, quien vive en el asentamiento de Tekoa. ¨Y nosotros no tenemos pretensiones sobre alcanzar una gran escala aquí -no todavía en todo caso. Pero los niños colonos y palestinos en la estructura de una clase como esta? De ninguna manera. Lo que ustedes están viendo aquí es la primera.

Y los chicos parecen felices. ¨Esta es una cosa hermosa¨, dice Samia de 13 años de Al Khader, un suburbio de Belén en el Área A. Su pueblo está localizado en una parte de la Franja Occidental a donde los israelíes no pueden viajar sin permiso de las Fuerzas de Defensa de Israel. ¨No, yo nunca he hablado con un israelí antes¨.

“Ella es realmente dulce”, dice Maya, de 14 años, de Efrat. “Esto es grandioso. No, yo nunca he hablado con un palestino de mí misma edad”.

Es debido a estas reacciones similares entre los adolescentes que la iniciativa de Roots -Shorashim en hebreo, Jedour en árabe -está ganando atracción -y financiamiento. Judelman y los socios palestinos, la familia Abu Awwad en cuyo pedazo de tierra de tres dunam (0.8 acres) donde el grupo se sienta justo afuera de la Ruta 60, están ansiosos de iniciar clases regulares de idioma hebreo y árabe para adolescentes tempranos o más jóvenes.

La mayoría de los niños palestinos aprenden inglés, pero no hebreo, ya sea en escuelas públicas o privadas. Algunas mujeres y muchos hombres aprenden el idioma a través del trabajo en los asentamientos o en el Estado de Israel. Algunos hombres aprenden hebreo en las cárceles israelíes.

Hacer click para ver el vídeo. http://www.timesofisrael.com/through-a-photography-class-first-exposure-for-israeli-and-palestinian-kids/?utm_source=The+Times+of+Israel+Daily+Edition&utm_campaign=51399177c1-EMAIL_CAMPAIGN_2017_04_19&utm_medium=email&utm_term=0_adb46cec92-51399177c1-55331197

En teoría, los israelíes aprenden algo del árabe clásico “Fusha” en el colegio, pero muchos si no la mayoría no van mucho más allá de, “Hola, cómo estás, qué estás haciendo”?

“Esto no se trata sobre desarrollar soluciones políticas por el momento”, enfatiza Judelman. “Pero nosotros creemos que aprender el idioma del otro es una parte de un proceso de reconciliación, sin lo cual yo encuentro difícil imaginar alguna solución política”.

Judelman mismo habla árabe conversacional.

Su mentor en Tekoa, el extinto Rabino Menachem Froman, invirtió la máxima clásica de la propiedad exclusiva de la tierra por el pueblo judío y reconoció una pertenencia mutua.

La tierra no pertenece al pueblo judío, dijo él. La tierra pertenece a la tierra, al pueblo judío y palestino, en hebreo y en árabe.

El Rabino Menachem Froman tomando parte en una oración por la lluvia con musulmanes en el 2011.

Mientras tanto en la clase de fotografía, los niños están despidiéndose. Los padres han venido a recogerlos, hombres con kippot de Efrat, mujeres con hijab, pañuelos de cabeza, de Beit Ummar. La mayoría se ignoran cortésmente. El grupo de Al Khader se acumula en los vehículos utilitarios deportivos de Abbu Awwad de Khalel para el viaje a casa.

Todos los niños en ambos lados dicen que ellos quieren regresar la próxima semana para otra clase -y ellos quieren aprender el idioma del otro.

“Para nosotros, lo más importante es dirigirnos a los niños como una parte de la reconciliación”, explica Abu Awwad. “Queremos darles a ellos las herramientas para lidiar con la situación en el futuro mejor que otros niños, con el miedo y la ira que definitivamente van a ser una parte de su realidad”.

 

Fuente: The Times of Israel
Traducción: Consulado General H. de Guayaquil



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