Cómo el papel de Émile Zola en el asunto Dreyfus cambió irrevocablemente la política europea

«Realmente no estaba preparado para el nivel de ofensas que recibió»

El antisemitismo era una moda y criticar al Estado equivalía a traición, pero un nuevo libro muestra que cuando el novelista francés escribió «J’accuse» (Yo Acuso), transformó una nación

LONDRES – El 18 de julio de 1898, Émile Zola desapareció de su casa parisina.

El novelista francés y celebridad mundial acababan de causar una sensación nacional en Francia escribiendo una carta abierta publicada en la portada del periódico liberal de principios de siglo L’Aurore. La carta estaba dirigida al Primer Ministro francés, Félix Faure, bajo el título «J’accuse«.

En consecuencia, Zola entró en un exilio político secreto, escondido en el sur de Londres durante casi un año, hasta junio de 1899.

«J’accuse» estaba relacionado con el caso de Alfred Dreyfus, un oficial judío del ejército que había sido etiquetado como traidor de la República Francesa después de que se le acusara de pasar secretos a Alemania.

Zola se había comprometido completamente a defender públicamente a Dreyfus, sin embargo, al final, el soldado judío fue declarado culpable, despojado de su rango y condenado a prisión en la    Isla del Diablo, una prisión notoriamente brutal en la Guayana Francesa.

Era, en términos limitados, una simple historia sobre una grave injusticia. Pero, vista desde un ángulo más amplio, había otras cuestiones en juego, principalmente el antisemitismo, que había estado en ebullición en Francia durante algún tiempo antes de explotar. El escándalo político dividió   el país en dos, ideológicamente.

Michael Rosen, autor de ‘La Desaparición de Emile Zola.’ (Cortesía)

En un libro recientemente publicado titulado «La Desaparición de Émile Zola: Amor, Literatura y el Caso Dreyfus», el escritor británico Michael  Rosen  explora cómo en ese  momento, el escándalo político puso en duda la legitimidad fundamental del Estado francés.

Portada, ‘La Desaparición de Émile Zola’, de Michael Rosen. (Cortesía)

Hoy en día, señala Rosen, puede parecer normal que un miembro de la intelectualidad critique al estado con vigor e incluso arrogancia. Pero a finales del siglo XIX, la mayoría de los ciudadanos reverenciaban al Estado como un noble sistema de justicia y gobierno.

«Zola solo destrozó eso», dice Rosen desde su casa en Londres. «Y para algunas personas eso  era obviamente aterrador.»

Para diciembre de 1900, la Asamblea Nacional en Francia aprobó una ley de amnistía que oficialmente indultó a todos los que habían estado involucrados en el caso Dreyfus. Pero el ejército francés nunca ha admitido sus malas acciones.  Técnicamente,  incluso  hoy en día, Dreyfus sigue siendo culpable en Francia.

«Fundamentalmente, Zola tenía razón», dice Rosen. «El Estado francés y el ejército habían colaborado y conspirado para llevar a cabo esta injusticia».

«El Estado francés y el ejército habían colaborado y conspirado para llevar esta injusticia»

La carta que Zola escribió en 1898 suplicaba la inocencia de Dreyfus. Por otra parte, Zola por sí  solo acusó al ejército y gobierno francés de ser culpables de varios delitos, específicamente, ilegalidad en los diversos juicios, encubrimientos, una campaña para engañar a la opinión pública  y corrupción.

Zola también continuó diciendo en su infame carta que «al apelar al odioso antisemitismo, [la acusación] destruirá [a] la Francia amante de la libertad».

Alfred Dreyfus, declarado culpable de espionaje por un tribunal ilegal en Francia a finales del siglo XIX. (Public domain / Wikimedia commons)

«‘J’accuse’ se convirtió en un leitmotiv  (tema de moda) para los intelectuales desde ese momento», dice Rosen.

Zola ya era un exitoso novelista de renombre mundial. Pero antes del caso Dreyfus, no había     estado involucrado activamente en política, dice Rosen.

Y así, Zola se encontró en conflicto directo con la izquierda y la derecha en Francia sobre la cuestión del antisemitismo, inusualmente logrando establecer una discusión sobre el tema en el discurso público general francés. Antes de esto, el antisemitismo sólo había sido discutido, en general, dentro de las comunidades judías de toda Francia.

Zola también introdujo el tema en una discusión pública más amplia sobre la discriminación racial, señalando que el  prejuicio  y la persecución no deben ser tolerados en la vida pública francesa.

Rosen dice que esto se debió principalmente a que estas características discriminatorias negativas se oponían directamente a los valores del pluralismo, que se suponía, habían surgido de la Revolución Francesa.

«Zola no parecía tener mucho contacto con los judíos directamente», explica. «Pero él estaba firmemente comprometido a escribir una serie de artículos – antes de apoyar Dreyfus – que públicamente decían:» ¿Por qué tenemos este loco movimiento político de antisemitismo en Francia?»

Emile Zola (Foto: Wikimedia Commons)

El compromiso de Zola de combatir la injusticia es tan  importante en esta coyuntura clave de la Francia del final del siglo XIX, señala Rosen, porque cambió la forma en que el antisemitismo fue discutido y percibido en el dominio público francés y dentro de Europa y el resto del mundo.

«A menudo pensamos que el antisemitismo está ligado a un partido político o a un individuo», dice Rosen. «Pero en Francia en ese momento habían periódicos que decían: ‘Somos antisemitas'».

«Así que el antisemitismo era casi como un movimiento político» legítimo» que la mayoría de la   gente razonable podría apoyar».

El ensayo revolucionario que Zola había escrito antes del caso Dreyfus – que le ganó notoriedad   en su momento – se tituló «Pour les Juifs«, que se traduce como «Para los judíos».

Dentro de esta polémica estaba contenida la crítica de Zola a la izquierda francesa, que hasta entonces había etiquetado a todos los judíos como capitalistas y todos los capitalistas como judíos.

«Zola lo llamó una forma hipócrita de socialismo», dice Rosen.

Cuando Zola llegó a estar completamente envuelto en el caso Dreyfus, el abuso que recibió el escritor aunque no era judío – tenía todas las características básicas de los típicos insultos antisemitas de la época, dice Rosen.

‘J’Accuse’, de Emile Zola, en el asunto Dreyfus (foto: Wikimedia Commons)

«Zola fue presentado [en artículos de prensa] como un cerdo embarrando excremento sobre el    mapa de Francia», dice Rosen. «También fue retratado como esta persona inmunda que se había unido a los judíos. Pero realmente no estaba listo para el nivel de ofensas que recibió.»

Para un novelista de prestigiosa reputación literaria, esta humillación pública le causó a Zola una considerable ansiedad durante el tiempo en que esperaba el dictamen de justicia del caso Dreyfus.

«Es muy claro por las cartas de Zola en ese momento, que en Inglaterra se sentía aislado y solo.  Y parece haber provocado un colapso nervioso que lo derrumbó bajo la presión de todo», explica Rosen.

«Al titular su famoso artículo de periódico ‘Jaccuse’ [‘Yo Acuso’] y no ‘Nous Accusons’ [‘Nosotros Acusamos] Zola enfocó toda la ira y la furia de los anti- Dreyfusianos hacia una sola persona: él mismo. Fue muy difícil para él», añade.

Zola argumentó en la prensa francesa en ese momento, que si Francia renunciaba a sus valores republicanos  fundamentales  de  liberté, égalité, fraternité (libertad, igualdad, hermandad) – comenzaría el siglo XX por «masacrar a todos los judíos porque son de una raza diferente y otra    fe».

Si las opiniones de Zola parecían un poco histriónicas en ese momento, resultarían muy proféticas apenas cuatro décadas después, dice Rosen.

Como lo señala su último libro, es posible hacer un vínculo directo tanto en el personal como en   las actitudes involucradas en el caso Dreyfus – al régimen antisemita de Vichy durante la ocupación nazi de Francia en la Segunda Guerra Mundial.

«El Traidor: La Degradación de Alfred Dreyfus», de Henri Meyer, que retrata el despojo del rango del soldado. (Wikimedia commons / dominio público)

De hecho, los  acontecimientos  en Francia  durante la guerra, donde los judíos nacidos en el extranjero fueron deportados a los campos de la muerte en Polonia por miles, fue, en muchos aspectos, una trágica reanudación ideológica de las batallas en las que Zola tomó parte durante  los argumentos sobre el caso Dreyfus, dice Rosen .

«El caso Dreyfus y el movimiento antisemita fueron tan poderosos en Francia en la década de  1890, que para cuando el régimen de Vichy se estableció en la década de 1940, las personas con sus raíces en esta era anti- Dreyfusiana estaban listas para involucrarse» dice Rosen.

Los esfuerzos de Zola por defender públicamente a Dreyfus quizás no hayan librado completamente a Francia, para siempre, de su profundamente arraigada cultura de antisemitismo, pero  Rosen sostiene que la campaña creó dos cambios importantes.

Él introdujo un nuevo tipo de política, y también marcó el comienzo de un cambio cultural en Francia y el mundo en general especialmente para los de la izquierda.

«El caso de Dreyfus fue la primera vez que los socialistas, la izquierda y, hasta cierto punto, la intelectualidad liberal, asumieron que su trabajo consistía en defender a una víctima de la injusticia que era judía», dice Rosen.

Esencialmente, «J’accuse» se convirtió en una poderosa manera de criticar la clase, la cultura y el Estado, sostiene Rosen.

«Ese específico artículo periodístico de Zola realmente transformó la forma en que la izquierda pensaba sobre la sociedad», dice Rosen.

 

Fuente: The Times of Israel

Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil



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