El rol especial de Israel en ciencias de la salud y diplomacia mundial

El rol especial de Israel en ciencias de la salud y diplomacia mundial

Israel cuenta con las universidades de investigación e institutos de más alto rango en el Medio Oriente, por lo que podrían ser los llamados a tomar el liderazgo en vacunas de salud global.

La epidemia de Ébola del 2014 en África occidental agarró a muchos líderes mundiales y responsables políticos, por sorpresa.

El mundo tardó en montar la respuesta masiva necesaria para lograr que la mayoría de los pacientes de Ébola sean tratados en un hospital o en algo parecido, y asegurarse de que los entierros se realicen de manera rápida y segura.

Después de una ola de ayuda multinacional que incluyó equipos médicos israelíes y el ejército de los Estados Unidos, la epidemia fue finalmente contenida, pero sólo después de que más de 11.000 personas perdieran la vida.

La epidemia de Ebola expuso vulnerabilidades en nuestra capacidad de respuesta mundial a las emergencias de salud pública, incluyendo nuestra capacidad de tener disponibles nuevas tecnologías, como las vacunas. Una trágica situación se desarrolló en la que vacunas prototipo de Ébola se habían desarrollado en los laboratorios de investigación de Estados Unidos hace 5 y 10 años, y sin embargo, hubo muy poco esfuerzo por fabricar y luego probar y tenerlas en reserva con el fin de tener estas vacunas disponibles para la epidemia de 2014. Las principales compañías farmacéuticas no se aventuran con drogas de enfermedades tropicales y vacunas porque no son rentables. Sólo a última hora, cuando la epidemia de Ebola comenzó a mostrar potencial pandémico, el gobierno de Estados Unidos realizó inversiones financieras en vacunas de Ebola y las grandes compañías farmacéuticas se involucraron. Sin embargo, para entonces, la epidemia ya casi había terminado.

Una razón por la que la ciencia israelí debería tomar nota de estas deficiencias, es la vulnerabilidad de la región de Oriente Medio y Norte de África frente a las epidemias letales de las enfermedades tropicales desatendidas. Aunque denominamos tales infecciones como «tropicales», la verdad es que enfermedades como el ébola surgen principalmente en el ámbito de la pobreza extrema, junto con el fracaso de la infraestructura de salud pública vinculada al conflicto o post-conflicto.

Todo sugiere que esta tormenta perfecta de pobreza y conflicto está sucediendo ahora en lugares como Libia, Yemen y la parte de Siria e Irak ocupadas por el Estado Islámico.

Si bien es poco probable que el Ébola emergerá en el Medio Oriente y África del Norte, hay media docena de enfermedades tropicales más desatendidas que puedan surgir. Incluyen enfermedades transmitidas por insectos, como leishmaniasis, malaria, infecciones por arbovirus, así como la infección MERS del coronavirus.

Debido a los bajos o inexistentes márgenes de ganancia, las empresas farmacéuticas multinacionales no invierten en vacunas para la mayoría de estas enfermedades, pero hay potencial para que las vacunas se desarrollaren en el sector sin fines de lucro. Israel cuenta con las universidades de investigación e institutos de más alto rango en el Medio Oriente, por lo que podrían ser los llamados a tomar el liderazgo en las vacunas de salud global. Sin embargo, puede que no tengan la infraestructura de desarrollo de productos para hacer esto solos. En cambio, Israel tiene la oportunidad de colaborar con más de una docena de las llamadas asociaciones de desarrollo de productos – PDP – que son organizaciones internacionales sin fines de lucro que utilizan prácticas de la industria para producir medicamentos y vacunas de enfermedades desatendidas.

Un ejemplo es la asociación para el desarrollo de productos entre nuestro Instituto de Vacunas Sabin y el Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital de Niños de Texas, ahora desarrollando vacunas contra enfermedades olvidadas para las áreas devastadas por la guerra.

Una colaboración conjunta con las organizaciones de investigación con sede en Israel, posiblemente junto con una biotecnología local, podría llevar a la producción autóctona de una variedad de nuevas tecnologías de salud mundial. Dichos productos, que salvan vidas, servirían a más intereses que solo a aquellos de Israel; también podrían ser utilizados para poner en marcha colaboraciones científicas con centros de investigación y universidades en países árabes de Oriente Medio y el Norte de África.

Las sociedades podrían incluir al Instituto Weizmann de Ciencia y a las principales universidades de investigación de Israel. Podrían ampliarse con los compromisos globales de salud de Israel en educación internacional para la salud en la Universidad Ben Gurión y una nueva, pero modesta  iniciativa de «grandes desafíos» en tecnologías de la salud mundial a través del Gobierno canadiense.

A finales de la década de 1950, el Dr. Albert Sabin desarrolló la vacuna anti poliomielítica oral junto con los científicos soviéticos, a fin de combatir la amenaza de enfermedades infecciosas compartidas. El Dr. Sabin finalmente se convirtió en presidente del Instituto Weizmann durante la década de 1970.  Israel tiene ahora una oportunidad similar para participar en la producción de tecnologías para combatir las amenazas de enfermedades infecciosas que casi seguramente surgirán lugares conflictivos como Siria, Irak y Libia, y en última instancia, avanzarán para amenazar a Israel y toda la región.

Fuente: The Jerusalem Post
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil



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