Entrevista a Pilar Rahola

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Itongadol/AJN.- La falta de esclarecimiento y castigo de los autores de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, en la Argentina, “sin duda alguna ayuda y se convierte en cómplice de la locura terrorista: es decirle que matar es impune”, aseguró la periodista española Pilar Rahola en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
“La banalización del fenómeno islamista se conecta con la obsesión antisemita de las extremas derecha e izquierda, que está repitiendo el mismo grave error que hizo con el estalinismo: está mirando hacia otro lado, entretenida con los Estados Unidos e Israel, y no está levantando la bandera, ni la pancarta de la consigna en contra del totalitarismo islamista”, agregó.

– ¿Cómo está viendo lo que vive Europa por estas horas?

PR- Cansada, harta, rabiosa y enfadada por la monstruosidad, pero también por el hecho que hace tantos años que no reaccionamos ante el fenómeno. He escrito un libro titulado Basta, que es un “basta” para actuar, no para irse a dormir. Es un “basta de los errores que estamos cometiendo”. París estaba previsto y cualquier otro atentado de esta naturaleza que se produzca en Europa u otro lugar ya está escrito porque este fenómeno, que ha ido creciendo, multiplicándose y alimentándose de nuestras debilidades solo puede hacer una cosa, que es matar. Y hasta que no lo venzamos, va a matar mucho. De manera que viví París con la sensación de que ya lo había visto. Sabíamos que pasaría y el próximo sabemos que también va a pasar porque para que esto mejore tiene que empeorar muchísimo hasta que reaccionemos. Hay tres o cuatro conceptos muy importantes para entender el fenómeno. Primero: es una ideología totalitaria. No es una religión, no es una identidad cultural… El islam es muy complejo: hay gente que lucha por las libertades y otra que muere bajo el pisoteo del totalitarismo, que usa al islam para matar. Igual que el nazismo utilizó a Alemania, igual que el estalinismo usó las ideas de justicia social, pero mató a horrores, estos tipos usan el islam, pero en realidad son militantes de una ideología totalitaria. Segundo: esta ideología es brillante en sus argumentos. Los grandes ideólogos del yihadismo global son cultos, conocen nuestras debilidades, saben dónde hacernos daño, están muy preparados y crean un cuerpo argumental muy seductor para miles de personas. Por lo tanto, son fanáticos, iluminados, totalitarios, pero no estúpidos. El tercer elemento es que desde los inicios de los Hermanos Musulmanes está claro que nos declararon la guerra y hemos tardado muchísimo en darnos cuenta. Sin duda alguna, el fenómeno explota con toda su dureza a partir de los primeros atentados de al-Qaeda, pero en realidad, el primer gran teórico del fenómeno yihadista es (Muhammad) al-Wahab, que en el (siglo) XVIII rompe con el proceso de modernidad del islam, que iba cambiando y había teóricos que hablaban de la ciencia, de adecuar las escrituras coránicas, etc. Él es el primer tipo que dice: “hay que volver al siglo VIII, a la época de los primeros seguidores de Mahoma”. Este tipo de ideología fanática vinculada a una mirada extremista del islam se une con un Saud, que es la espada, y la espada y el rigorismo hacen que se convierta en un arma letal. A partir de ese momento se crea un discurso embrionario que finalmente va a estallar con Hassan al-Banna y Sayyid Qutb en los Hermanos Musulmanes y que ahora ya lo estamos viviendo con toda su brutalidad. Por lo tanto, empezamos a darnos cuenta de que nos han declarado la guerra cuya trinchera es el mundo: un autobús, un concierto, un campo de fútbol, un avión… Por tanto, seamos muy conscientes de que somos los objetivos, de que el territorio donde vamos a morir o matar tiene que ver con la vida cotidiana, con el intento de destruir la libertad y la democracia, y de que son muy inteligentes. El otro concepto que hay que tener claro es que éste es un terrorismo extraordinariamente rico. Nunca una ideología totalitaria ha tenido tanto dinero como el que tienen estos tipos, nunca habían tenido una tecnología tan avanzada y nunca habían tenido una capacidad de comunicación tan grande. Sé que duele, especialmente a los judíos, decir que puede ser peor que el nazismo, pero -para decirlo en una frase que sale en mi libro- creo que podemos considerar que esto es el nazismo con petróleo, Internet y amigos sentados en la Asamblea General de la ONU. De manera que, sin duda alguna, es el problema totalitario más importante de la historia de la humanidad.

– ¿El mundo está llegando tarde a esta noticia?

PR- Absolutamente: estamos llegando tarde a todo. Hace cinco años escribí un libro titulado La República Islámica de España, que se lo dedico a (la periodista italiana) Oriana Fallaci, que fue tan demonizada (por criticar el fundamentalismo islámico), y no soy la única porque están Bernard-Henri Lévy, (André) Glucksmann y tantos otros. Somos muchos los que hace años decimos: “Nos estamos equivocando y si no combatimos a la serpiente, van a crecer siempre los huevos”. Y el Estado Islámico es un huevo de la serpiente, al-Qaeda era un huevo de la serpiente, Boko Haram es un huevo de la serpiente… Los encarcelas, se mueren o matas en Siria. Parece que (el ex presidente estadounidense George W.) Bush pensaba que acabando con al-Qaeda se acababa el fenómeno y ahí tenemos al Estado Islámico.

Si ahora Francia piensa que la manera de resolverlo es enviando (aviones de combate) Mirage a Siria, se va a equivocar. Claro que estoy a favor de que se lo venza militarmente, pero incluso acabando con ISIS el fenómeno continuará con toda su fuerza. ¿Cuál es el núcleo? ¿Cuál es la serpiente? El salafismo. La serpiente es la ideología, y tiene dos variantes. Al monstruo le llamo “el corazón de la bestia”.

La bestia totalitaria tiene al yihadismo, que es la parte brutal y violenta: el degüello de personas, el matar niños porque juegan al fútbol, el lapidar mujeres, el crucificar cristianos, las locuras más absolutas… Estamos viviendo el horror y pequeños campos de exterminio día a día. Pero hay otra parte, que es la promoción permanente, con millones de dólares de las dictaduras del petróleo, de la mirada rigorista y feudal del islam. Cuando educas a tu población para ser intolerante y odiar la modernidad y la democracia, puede ser que algunos acaben matándote.
Hay que gritar en el ágora pública: “¡Basta Arabia Saudita de utilizar tu poder económico y tecnológico para fanatizar a millones de musulmanes en el mundo! ¡Basta Emiratos (Árabes Unidos)! ¡Basta Qatar! ¡Basta de complicidad! ¡Basta de poner dinero al ISIS y compañía! ¡Basta de jugar con la vida y la muerte para imponer una mirada feudal de una religión!”. Si vamos a bombardear al ISIS y no le decimos a Arabia Saudita que no puede continuar promocionando el salafismo, nunca vamos a resolverlo…

– ¿Qué debería ocurrir en los próximos tiempos?

PR- En Basta intento radiografiar cinco grandes errores que cometemos como sociedades libres. El primero es la tolerancia con la promoción de la ideología. Otro es la promoción del antisemitismo, en su nueva versión antisionista, por parte de la izquierda mundial. Esto genera una banalización del fenómeno islamista y la construcción de un discurso del culpable universal, que es el judío, y además se conecta con la obsesión antisemita de la izquierda y derecha extremas y el islamismo. Si es terrorífico que 1.400 millones de personas sean educadas en el odio al judío, imagínense si ese mismo concepto lo abraza la izquierda occidental.

Éste es un tema gravísimo, de una enorme ceguera e irresponsabilidad. Otro error gravísimo es el “buenismo” de la izquierda ante el totalitarismo islamista. Luxman decía: “estos tipos han traicionado la libertad”. La izquierda está repitiendo el mismo grave error que hizo con el estalinismo: está mirando hacia otro lado, entretenida con los Estados Unidos e Israel, y no está levantando la bandera, ni la pancarta de la consigna en contra de esta locura. Finalmente, la ruptura de las instituciones internacionales, que acaban siendo cómplices del fenómeno. Por ejemplo, es terrorífico imaginar que Naciones Unidas tenga en estos momentos como presidente de la Comisión de Derechos Humanos a Arabia Saudita. Es un ejemplo más de lo que significa estar rompiendo y quebrando toda posibilidad de enfrentarnos al fenómeno de las situaciones internacionales.

-La Argentina sufrió dos atentados cuando no se dimensionaba el terrorismo internacional y hoy estamos frente a un mundo convulsionado. ¿La falta de resultados en la Justicia por lo que pasó en Buenos Aires le sirve al terrorismo?

PR- Sin duda alguna ayuda y se convierte en cómplice de la locura terrorista: es decirle que matar es impune…

Fuente: Diario Iton Gadol



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