MI PAÍS ESTÁ SANGRANDO

Algunos lo  llaman una ola de terrorismo. Algunos lo  llaman la tercera intifada. Otros lo llaman la intifada del apuñalamiento.

Todo es la misma cosa: terrorismo flagrante y obvio con el intento de asesinar a tantos judíos como sea posible.

Mi país está sangrando.

Los israelíes viven con el temor de ser apuñalados en las calles, ser disparados en un bus, ser atropellados en un brillante día soleado sin ninguna razón o lógica que explique el incidente.  Así que en lugar de eso, ellos simplemente no salen más que cuando es absolutamente necesario. Las calles están silenciosas y los negocios están sufriendo porque simplemente caminar hasta la tienda de víveres puede ser una aventura que amenaza la vida.

Esta mañana me levanté de la cama y caminé hasta mi parada de autobús para ir al trabajo, igual que como lo he hecho todos los días de la semana durante  los últimos  años desde que hice aliyah.  Hoy sin embargo, tomé precauciones extras como lo he hecho durante el último mes o desde que empezó el auge de ataques terroristas a la población civil israelí. Entre dos y cinco ataques se esperan en un día promedio y ciertamente no quiero ser parte de uno.
Antes de dejar la casa preparé una taza de café hirviendo –más caliente de lo que es seguro beber. ¿Por qué? Puede ser usada como un arma si alguien se me aproxima para atacarme.

Camino sin audífonos o música en mis oídos y mantengo mi teléfono celular en mi cartera. ¿Por qué? Para evitar distracciones y pueda mantener un ojo en mi entorno.

Me paro detrás de mi parada de bus en lugar de a lo largo de la acera. ¿Por qué? Por si acaso un terrorista escoge mi parada de bus en un barrio tranquilo en las afueras de Tel Aviv para llevar a cabo un ataque por atropellamiento.
Mi país está sangrando y yo estoy constantemente asustada.

Hubo un ataque a pocas cuadras de mi oficina. Me senté con mis compañeros de trabajo y escuchamos a los helicópteros sobrevolando en círculos y las penetrantes sirenas de las ambulancias y la policía apresurándose a la escena.

Un civil apuñalado.

“Palestino disparado en aparente atentado de apuñalamiento”.

“La policía israelí mata a palestino por supuesto ataque”.

“Palestino muerto en aparente incidente de atropellamiento”.

Los medios de comunicación internacionales muestran su extrema parcialidad cada vez que ellos informan sobre un nuevo “incidente”. Terrorismo es una palabra que ellos se rehúsan a utilizar. Ellos se rehúsan a poner la culpa sobre los palestinos quienes orgullosamente enseñan a sus hijos que la principal meta en la vida debería ser matar judíos.  Ellos se rehúsan a llamar las cosas por su nombre. Yo casi preferiría que ellos no lo reportaran en lo absoluto.

Mi país está sangrando y el mundo se ha hecho de la vista gorda al negarse a reconocer el terrorismo.

Lo que nunca deja de asombrarme es la increíble resistencia del pueblo israelí.  La gente puede pasar menos tiempo paseando por las calles o bebiendo café en una cafetería al aire libre pero de ninguna manera toman este ‘escupitajo’ de terrorismo dándose por vencidos.

Los palos para los selfies y los palos de amasar guardados en las carteras y los paraguas cargados en un día soleado –cualquier cosa que pueda ser usada como un arma es ahora un juego limpio. La hutzpah israelí dicta que no correremos. Todos los días la gente se convierte en héroes mientras trata de recuperar su poder y regresar a la vida normal.

Así es como los israelíes le hacen frente: tratando de tomar el control de una situación imposible.

Mi país puede estar sangrando pero no va simplemente a sentarse y aceptarlo.
Este país ha sobrevivido a un terrorismo sin fin, a innumerables guerras y a un dolor inconmensurable. El pueblo de Israel ha sufrido junto, se ha hecho más fuerte junto y ha superado cada obstáculo junto. Eso permanece inmutable.

Grupos de personas toman las calles de Jerusalem, deteniéndose en cada tienda que pasan para mostrar su apoyo y solidaridad en la crisis turística que viene con el terrorismo. Funerales de las víctimas del terrorismo son desbordados con aquellos buscando consolar a las familias porque somos un solo pueblo. Las marchas por la unidad y los grupos de apoyo han surgido a lo largo del país. La gente se para en las esquinas de las calles para entregar banderas israelíes para que mostrar que su patriotismo es inquebrantable.

Mi país está sangrando pero su corazón brilla y es ese corazón lo que nos mantendrá avanzando hacia adelante sin importar nada. Nosotros somos fuertes, nosotros somos tercos, y nosotros prevaleceremos.

Fuente: The Jerusalem Post

Traducción: Consulado General H. de Guayaquil        



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