
26 Jun Israel ganó la guerra, Irán la perdió: esta es la razón por la que el mundo es mucho más seguro gracias a ello – opinión
La Operación León Ascendente expuso y humilló a la República Islámica, dejando al mundo como un lugar mucho más seguro.
Por Arsen Ostrovsky*, John Spencer**
Una columna de humo se eleva tras un ataque israelí a una refinería de petróleo de Teherán, el 15 de junio de 2025. (Foto: WANA/REUTERS)
Tras la audaz e histórica Operación León Ascendente de Israel, algunos medios de comunicación están tejiendo una fantasía. Afirman que Irán, de alguna manera, «ganó». Esa narrativa no solo es errónea, sino delirante.
Esta es la realidad: Irán perdió. Y ni siquiera estuvo cerca.
Israel destrozó el mito de la disuasión iraní en cuestión de horas. Atacó el corazón mismo del programa de armas nucleares y la infraestructura de mando militar del régimen. En lo profundo del territorio iraní, aviones israelíes destruyeron arsenales de misiles, centros de mando y control, y búnkeres subterráneos que Teherán creía intocables.
Eliminaron a parte de los altos mandos del CGRI. No figuras simbólicas, sino a personas influyentes. Hombres que orquestaron ataques contra israelíes y estadounidenses en toda la región. Ya no existen.
Entonces, en coordinación con Estados Unidos y bajo el liderazgo del presidente Trump, Israel asestó un golpe demoledor. La Casa Blanca lo llamó por su nombre: un ataque que «aniquiló» las instalaciones nucleares de Irán. No las retrasaron. No las obstruyeron. Las aniquilaron.
Gente en una protesta contra el ataque estadounidense a las instalaciones nucleares iraníes, en Teherán, Irán, el 22 de junio de 2025 (Foto: MAJID ASGARIPOUR/WANA (AGENCIA DE NOTICIAS DE ASIA OCCIDENTAL) VÍA REUTERS)
Irán perdió la guerra de los 12 días
La represalia iraní fue débil y endeble. Una salva desorganizada de drones y misiles, la mayoría de los cuales fueron derribados. Algunos lograron atravesar el área, matando a más de dos docenas de civiles. Pero ni un solo objetivo militar fue alcanzado. La República Islámica mostró al mundo lo que es sin su programa nuclear. Ruidoso, pero débil.
Y más revelador que lo sucedido es lo que no sucedió. Hezbolá guardó silencio. Los hutíes se mantuvieron firmes. Las milicias chiitas no hicieron nada. Hamás no disparó un solo cohete. El llamado eje de resistencia iraní se derrumbó bajo presión. Estos grupos, financiados y armados por Teherán durante décadas, abandonaron a su patrocinador en el momento decisivo. Eso es una traición estratégica.
En los cielos de Irán, Israel tenía un dominio absoluto. Oleada tras oleada de aviones israelíes iban y venían. Ningún avión del CGRI despegó. Ningún sistema tierra-aire tuvo éxito. Las multimillonarias defensas aéreas iraníes quedaron expuestas como un espectáculo falso.
Mientras tanto, el mundo vio la verdad. No se trataba solo de Israel defendiéndose. Era una postura conjunta con Estados Unidos contra un régimen que incita abiertamente al genocidio y trabaja activamente para lograr obtener una bomba nuclear. Por una vez, la comunidad internacional no se escudó en la ambigüedad moral. El G7 apoyó a Israel. Los líderes de Occidente comprendieron que permitir que Irán se volviera nuclear no es contención. Es rendición.
Irán quedó aislado. Irán quedó humillado. E Irán quedó expuesto.
No fue solo una victoria táctica. Fue un cambio estratégico. Un reinicio.
Israel recordó al mundo y a sus enemigos que nunca permitirá que un régimen genocida obtenga la bomba. Actuará solo si es necesario. Prefiere no hacerlo. Pero cuando la misión es tan clara, la duda no es una opción. Y esta vez, no actuó solo. Estados Unidos no se limitó a expresar su apoyo. Lo materializó con aviones B-52, aviones anti-búnkeres y planes de batalla.
Así que, terminemos con las tonterías.
Irán perdió su programa nuclear.
Irán perdió un liderazgo militar clave.
Irán perdió credibilidad ante sus aliados terroristas.
Irán perdió soberanía aérea.
Irán perdió la ilusión de ser intocable.
¿E Israel? Israel demostró una vez más que la determinación, respaldada por la capacidad, es invencible. Salió fortalecido. Más unido. Y más respetado. Israel no solo defendió a sus ciudadanos. Logró que el mundo entero esté más seguro.
Irán perdió. Israel ganó. La misión era clara. La ejecución fue quirúrgica. El resultado no pudo ser más decisivo.
*Arsen Ostrovsky es abogado de derechos humanos y director ejecutivo de The International Legal Forum.
**John Spencer es catedrático de estudios sobre guerra urbana en el Modern War Institute (MWI Instituto de Guerra Moderna) de West Point y presentador del podcast «Urban Warfare Project (Proyecto de Guerra Urbana)». Es coautor de «Understanding Urban Warfare (Entendiendo la guerra urbana)».
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post